El fallo

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El tiempo pasó sin darse él cuenta hasta que se estancó justo en el momento menos oportuno. Austria debería estar disfrutando de este momento, son sus últimos momentos soltero, pero siente que la espera es larga y comienza a sentirse cansado. En definitiva, la fecha especial llegó más rápido de lo que le parece que está durando esta supuesta breve espera. Austria permanece de pie e inmóvil junto al altar. Ver aparecer a México del brazo de su padre es lo único que le va a alegrar el día. Cuando ese momento llegue, estar parado va a adquirir sentido, mucho sentido. No debería estar aquí, pero las circunstancias de su compromiso lo trajeron contra toda tradición. Le resulta divertido pensar que ahora agradece haber venido. Tendrá oportunidad de estar junto a su prometida en esta ceremonia para que ella pueda prescindir del sustituto que tendría que ocupar su lugar. Su propia madre pasó por lo mismo cuando se casó con su padre. A su padre no pareció importarle mucho los detalles, pero a él sí. Otra razón más para no arrepentirse de haber obedecido a su familia hace algunos meses y haber vuelto hace menos. Obviamente piensa que esto es una exageración, pero sabe apreciar las ventajas.

Austria es de los escasos que ha hecho el viaje, aunque el único por circunstancias así de extrañas. Con todo, él no es la única, ni la mayor de todas las anomalías presentes en esta ocasión. Nunca se detuvo a pensar que pudiera haber tantos invitados previstos para este día. En realidad, nunca le dio un vistazo a la lista de invitados que confirmaron su asistencia, ni a la previa de los contemplados para que lo fueran. No hubiera reconocido muchos nombres, ni hubiera reconocido a quién correspondía qué tratamiento. Tampoco es que observar disimuladamente a los asistentes, ahora que los tiene a su alcance, le sirva de algo. Todos son habitantes de este lado del mundo, como debe de ser. Algunos rostros le parecen familiares, otros ni por asomo y están los que al menos ha visto una vez antes de ésta. Lo que sí reconoce es la sensación de estar fuera de lugar. Una vez más queda claro que el extraño aquí es él. Pero, por primera vez desde que puso un pie en estas tierras, reconocerlo no le produce ningún tipo de incomodidad.

En primera fila a la derecha se encuentran los integrantes de la familia principal del clan Hispania y su tía. Entre ellos parece haber opiniones encontradas al respecto de su unión con una de los suyos. Si sus cuñadas no parecen estar dispuestas a aceptarlo como hermano, tampoco parece que quieran oponerse abiertamente a su matrimonio con su hermana. Desde que volvieron de la visita hecha a su buen amigo Brasil y su familia, le parece notar a Austria que dos de las cuatro hermanas de su prometida, Bolivia y Paraguay Hispania, aceptan en alguna medida que él ingrese en la familia y pase a ser su hermano. Algo que Austria agradece a su manera. Su prometida le ha contado cómo resolvieron sus diferencias. Paraguay fue fácil de convencer. Una buena biblioteca lo ha arreglado todo. Austria duda que sea eso. Aún más, se pregunta qué le podría faltar a la biblioteca de su suegro, pero ha preferido guardarse el comentario. Bolivia es un amasijo de contradicciones decidido a no perder a su hermana. Austria sospecha que se trae algo contra el nombre de Germania o, en todo caso, contra el Capitán, su primo. Ella lo dejó entrever cuando estuvieron de visita con su primo Brasil. Con todo, parece preferir conservar a su hermana que insistir en negar un cuñado.

La hermana mayor, Perú, no parece tan satisfecha. Más bien, se la ve resignada, pero al mismo tiempo como si no quisiera abandonar del todo su inconformidad. Perú es fríamente amable, pero Austria no espera hostilidad de su parte, tampoco mucha cordialidad. Él no esperaba otra cosa de ella. No después de lo que se enteró que patrocinó para ayudar a su gemela a salir soltera de este asunto. Menos aún esperaba que Cuba fuera a interesarse en ocular su sentir. La menor de las Hispania es quien tiene la peor cara de fastidio. Austria supone que escuchar a todos decir que su hermana se casará mejor que el resto, incluida ella, ha de ser insultante. Escuchar alabar tanto a Perú ha de haber mermado la confianza y seguridad del resto de las hermanas. Sin embargo, Austria duda que eso le haya afectado en algo a Cuba. Él no ignora que su tía desea sacar provecho de un buen matrimonio para Perú y que el resto no le importa, pese a su preferencia secundaria por Cuba. Algo le dice que México fue un experimento, a la vez que una jugada importante, por eso le dio prioridad aunque la odia. Paraguay es ignorada sin disimulo y ella ha aceptado vivir con eso. Bolivia es modesta en sus aspiraciones. El peligro está en las ansias de Cuba por superar a sus hermanas y demostrar su propia valía ante alguien más que sus hermanas y su padre.

Orgullo nacional y prejuicio histórico (🇦🇹×🇲🇽)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora