Capítulo 5.- La alcantarilla

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Al entrar al salón, fui con mi mejor amigo del salón: Lunita, pero cuando me acerqué a su banca lo vi con la mirada enterrada en el piso, con las manos en la cara, poniendo una fuerte expresión de trauma.

-Hola, hermano... -me saludó consternado. -Por cierto, feliz cumple, ya te felicité por insta. -me felicitó preocupado sin siquiera mirarme a los ojos. 

-No lo ví, bro, perdón, mi mañana estuvo muy extraña y no tuve de tiempo de ver instagram... -me disculpé.

-Cualquier cosa que hoy te haya pasado no es nada comparado con lo que yo viví anoche... -dijo con una voz de miedo.

-¿Pues, qué te pasó? -pregunté extrañado.

-Ayer en la noche venía regresando de la casa de Axel, era muy tarde y mis papás no tardaban en regresar a casa del trabajo y si veían que no estaba me iban a regañar muy feo, así que me apure a entrar a la unidad donde vivo. Casi todo estaba oscuro y el frío apuntaba a que iba a caer una tormenta. Fue al poco rato que comencé a sentirme observado, pero pensé que tal vez me estaba sugestionando por el sombrío ambiente que a veces rodeaba a aquellos edificios cuyo fin a veces se perdía entre matorrales y plantas secas. Seguí caminando, pero de repente escuché una risa grave que me erizó la piel aproximándose a mí, ahí fue cuando decidí voltear, pero no ví más que oscuridad y unos ojos rojos con pupilas negras brillando en medio de esta. Me quedé paralizado del miedo y no me pude mover, pero lo que me hizo gritar del miedo pasó cuando mire hacia abajo y ví los espantosos pies de esa criatura aproximándose a la luz. Eran unos pies envueltos en unos tentáculos delgados muy húmedos que cubrían su piel y terminaban en uñas filosas rellenas con repulsivos y pequeños gusanos que resaltaban más que el color amarillo que las teñía asquerosamente, luego, ví su horrible cara que tenía esos malditos ojos que había visto brillar en la oscuridad, que en vez de nariz tenía dos diminutos orificios negros que emanaban una mocusidad verde con pequeños pelos grises, y su boca no tenía dientes, sin embargo, cuando quitó los tentáculos de su piel reveló además de la roja y blanda putrefacción de la que estaba hecha su cuerpo, reveló también que no necesitaba usar su boca para alimentarse, ya que los colmillos estaban en sus tentáculos... -contó con lujo de detalle ocultando su miedo de una forma perfecta.

Honestamente, quedé más impactado con su aterrador relato que con lo que me pasó hoy en la mañana.

-¿Y luego qué pasó? -pregunté disimulando inútilmente mi sorpresa.

-Traté de moverme, ya que esa cosa se estaba aproximando a mí con rapidez, y afortunadamente pude correr a tiempo. Mientras corría entre los edificios lleno de desesperación y miedo, miraba hacia atrás, y veía como ese monstruo corría con esa sonrisa vacía mostrando la carne podrida que componía su largo cuerpo y sus horrendos tentáculos listos para arrancarme la piel. Afortunadamente, llegué a mi edificio sano y salvo, corrí las escaleras sin cansarme hasta llegar a mi departamento, entré y me encerré en mi cuarto. Después de eso, me tapé con las cobijas y no salí en toda la noche, pero, eso no es todo, durante el tiempo que estuve despierto, escuche esa misma risa provenir de afuera, además de gritos horribles y alaridos de dolor... -contó ahora temblando. 

-Hoy en la mañana, mis padres ya se habían ido a trabajar, así que me comí el sandwich que me habían dejado en la mesa de la cocina, hice lo de siempre, y salí del edificio cuando todavía estaba oscuro ya que eran las 6 y 30 de la mañana. Caminé por el jardín donde estaban los jueguitos donde los niños jugaban, y cuando terminé de cruzarlo, volví a oír a ese ser, los ruidos provenían de la alcantarilla que estaba enfrente de donde terminaba el jardín que había cruzado, era otra vez su escalofriante risa, lo peor era que mientras se reía gotas grandes de sangre era salpicadas hacia afuera. Yo no pude más, y corrí hacia la salida de la unidad. -terminó de contar con una expresión de horror...

La Nave del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora