Por ahora está en correción ya que tiene muchos errores ortográficos ('-﹏-';)
En el pasado nos enamoramos a pesar de que era prohibido pero eso no nos impidió amor pero no permitieron que fuéramos felices y prometimos volver a reencontrarnos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se escuchó cómo el vidrio de la ventana se rompía en mil pedazos, el estruendo resonó de inmediato, y dos personas entraron. Eran Tuxedo Mask y Sailor D.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esta vez no fueron tan cuidadosos como otras ocasiones: intentaron no hacer ruido, pero fue inevitable. Unos gritos rompieron el silencio y los alertaron, obligándolos a esconderse.
Molly, por su parte, trataba de huir de aquella entidad. Sabía que no tenía escapatoria. Tropezó y cayó al suelo, lastimándose. Se quejó con dolor, mientras las lágrimas seguían corriendo por su rostro. La angustia crecía en su pecho cuando vio a la siniestra figura acercarse lentamente.
—Te encontré —dijo la maligna, mostrando sus afiladas uñas.
Molly gritó horrorizada. Desesperada, comenzó a lanzar objetos del suelo para defenderse, retrocediendo como podía, pero la entidad los destrozaba con facilidad.
—¡Por favor, que alguien me ayude! —suplicó.
La maligna soltó una risa cruel.
—Nadie podrá escucharte. Esta noche será tu fin.
Molly tragó saliva con dificultad. Había intentado de todo, pero nada funcionaba.
Mientras tanto, al otro lado de la calle, Seiya y Jabu habían llegado al fin. Sus cosmos vibraban tensos. Intentaban mantener la calma, pero la atmósfera que rodeaba la joyería era densa, como si el aire mismo se resistiera a dejarlos avanzar.
Cuando Seiya dio un paso al frente, Jabu lo detuvo de golpe. Seiya lo miró desconcertado, pero su compañero mantenía un gesto serio, como si hubiera sentido algo más.
—¿Qué pasa? —preguntó Seiya.
Jabu señaló discretamente hacia adelante. Allí, una figura femenina vestida con un traje de marinero corría en dirección a la joyería, acompañada de un gato. Ambos jóvenes quedaron sorprendidos.