capitulo 11

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Sailor mask

Esa noche todos dormían plácidamente, excepto Saori

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Esa noche todos dormían plácidamente, excepto Saori. Permanecía de pie frente a su ventana, que abrió con cuidado para sentir el aire fresco en su rostro. Todo lo ocurrido durante el día había sido extrañamente raro, y en su mente seguían resonando las palabras del adivino. Pero lo que más la inquietaba era la cercanía de Darién… había algo en él que no lograba descifrar, y cada vez que intentaba hacerlo, siempre ocurría algo que la interrumpía.

Sus ojos se posaron en su pequeño conejo, profundamente dormido. Sonrió con ternura antes de salir de su habitación y dirigirse al jardín.

Allí, bajo la luz de las estrellas, vio a Shun sentado, contemplando el cielo. Se acercó despacio y se sentó a su lado. Él la recibió con una leve sonrisa.

—¿Tampoco podías dormir? —preguntó Shun.
Saori asintió suavemente. El silencio que siguió no fue incómodo; ambos parecían disfrutar de la calma y la inmensidad del cielo.

—Shun… ¿es normal no sentir nada hacia una persona que supuestamente dices amar? —preguntó de pronto Saori, con rapidez, casi como si temiera escuchar su propia voz.

—Saori… —susurró Shun, sorprendido.

Ella no apartó la vista del cielo.
—Solo es una pregunta… No quiero decir que no quiera a Seiya —añadió nerviosa, con un tono que mezclaba duda y confusión.

Shun guardó silencio unos segundos, luego habló con serenidad:
—No tienes que aparentar nada conmigo. Puedes confiar en mí. —Levantó la vista hacia las estrellas—. Has cargado con demasiadas cosas, pero al menos esta vez… permítete ser libre, sin miedo a que te juzguen.

Saori lo miró, conmovida.
—Gracias, Shun… —murmuró.

Él le devolvió una sonrisa cálida. Fue entonces cuando ella no pudo seguir callando. Le contó todo: los sueños que se repetían una y otra vez, la loca idea de Seiya de fingir que eran novios, y cómo, poco a poco, conocer a Darién estaba empezando a darle un sentido distinto al amor.

Shun escuchó en silencio, sorprendido, pero sin interrumpirla. No la juzgó; su mirada transmitía comprensión y calma. Finalmente, la rodeó con un abrazo.

Saori se dejó llevar y apoyó su frente en su hombro. Por primera vez se sintió libre, como si al fin pudiera quitarse un peso que había llevado demasiado tiempo dentro de sí.

 Por primera vez se sintió libre, como si al fin pudiera quitarse un peso que había llevado demasiado tiempo dentro de sí

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