BAUTI
-Al pedo me limpiaste porque te voy a comer la boca de nuevo -anuncio viéndola a los ojos. Está nerviosa así que deja las cosas sobre el sillón-. A menos que también te limpies pero me gusta verte con ese rojo pasión en los labios.
-Basta chabón, controlate -ordena con una sonrisa nerviosa e intenta levantarse pero la atraigo a mí impidiendo que se vaya.
Me mira. Dios, esos ojos, esa boca. No me quiero resistir tanto pero debo hacerlo.
Suspiro. Es que la extrañé mucho.
-No puedo, ahora que te tengo acá no se si pueda controlar mis impulsos... o deseos.
Casi que no termino de hablar y su boca está sobre la mía.
Si...
Soy tuyo amor.
Me toma del cuello y nuca para tenerme más cerca de su boca. Cedo en todo lo que pide, su lengua acaricia la mía e instantáneamente muerde mis labios con suavidad. No puedo no tocar su espalda baja y apretar su culo presionandola contra mi ya creciente erección. La quiero, la deseo. Estaré a su merced si es lo que ella quiere.
Toco su cintura y buscando debajo de su ropa para tocar su piel, mis dedos encuentran una tira y sé bien que es su tanga. Ella está ardiendo y más me prende querer arrancarle la ropa y hacerla mía. Comienza a frotarse sobre mí y eso me vuelve loco. Con mi pulgar rozo su pezón y Juliana se estremece. Debo parar. Aunque temo no poder. Puta madre, esto es demasiado bueno. Pero hay que controlarse. Ambos nos separamos un momento para recuperar el aire. Esta agitada y yo también. Es imposible no mentalizarla desnuda encima mío.
-¿Queres pedir para comer? -pregunto intentando calmarnos un poco mientras recupero el aliento pero su mirada indica lo contrario.
-A vos te quiero comer, flaco.
Sonrío viéndola con deseo. Esas palabras hace que ya no pueda aguantarme más. Ya no puedo. La quiero coger y creo que ella también a mí.
-Entonces sacate la ropa -digo casi en una suplica.
Ambos lo hacemos y yo vuelvo a la misma posición en el sillón. Ella viene del pasillo completamente desnuda. Observo su piel tatuada y lo ardiente que es. Es preciosa, tiene ese aura de que te agarra y te destruye psicológicamente. Es una diosa.
En sus manos trae un pequeño paquete metalizado y lo deja sobre el sillón. La tomo de la cintura y la atraigo a mí, intenta darme la espalda pero la detengo para que quede frente a mi. Necesito verla. Necesito ver su mirada cuando esté moviéndose arriba mío.
Juliana se posiciona sobre encima de mis piernas. La miro y veo cada tramo de su piel. Beso su hombro y cuello. Si tengo que morir, que ella sea lo último que mis labios prueben. Vuelvo mi vista para verla a los ojos. Es tan perfecta para mí.
Quisiera contemplarla más pero no me deja porque su boca pide para besarme. Acaricio sus muslos y su cintura. Me adapto al ritmo que ella prefiera y así y todo no pierdo mi calentura porque es tan perfecto y tan erotico que no necesitamos apurarnos.
Beso su pecho y succiono un pezón. Siento cómo se estremece. Tomo su nalga y la apreto por un momento. Sin pensarlo, porque estoy re mil caliente, la nalgueo. Pero me detengo en seco. Levanto la vista para ver si me pasé de la raya pero lo que obtengo es que ella tome mi miembro con su suave mano para empezar a frotar y masajear. Intento no gruñir y recuesto mi cabeza hacia atrás.
-Dios, me vas a matar -suelto con dificultad y sus movimientos se vuelven intensos-. y con gusto te dejaría hacerlo.
Abro los ojos, no se en que momento los cerré, para verla. Se ve hermosa y sexy. Llevo mis dedos a la boca y luego toco su clitoris. Doy movimientos circulares lentos y luego rápidos. Ella se estremece y aprieta más mi pene. Esto se siente muy rico.
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Amor ardiente | FURISTA
RomanceDicen que lo que pasó en la casa de BB queda en la casa de BB... Pero realmente no sé si fue del todo así. Es difícil soltar cuando la chispa se reaviva con cada roce de piel o con cada mirada de complicidad que muere en el silencio de ambos. ¿Podrá...