JULI
Estoy en mi cuarto y de la cocina escucho que abre y cierra la heladera. Estoy deseando lo que se viene. Enciendo la luz cálida de la lámpara que está en mi mesita e ilumina toda la habitación. Agarro un preservativo del cajón y lo dejo sobre la cama. Me giro para verlo, se encuentra parado en el umbral de la puerta observandome con su torso desnudo y sus pies descalzos.
Parece un osito tierno pero bastante ardiente.
Me saco mi pantalón quedando con mi tanga de encaje negra al igual que mi corpiño. Me siento sexy y deseada ante su mirada.
Si, su mirada es poderosa y hay lujuria en sus ojos. Quiere tenerme y eso me calienta. Necesito que su boca esté sobre la mía y me debore por completa. Camino hacia él y desabotono su pantalón para sacárselo.
Su mano acaricia mi mejilla y me acerca para besarme con dulzura. Rozamos nuestras narices quedándonos así por un momento.
—Quiero que te saques el bóxer —ordeno casi en un susurro. Éste lo hace sin chistar y me gusta controlarlo un poco.
Me siento dueña de sus deseos.
Me saco mi ropa interior quedando completamente desnuda. Me acuesto en mi cama sin dejar de verlo a los ojos. Pero soy débil en esto y ellos viajan a su miembro.
Muerdo mis labios asintiendo para mi misma. Si, es impresionante. Sigue sorprendiéndome desde el primer día en que lo probé. Fue tanto, que me dejo sin habla durante todo el momento en que pasamos juntos. Aún recuerdo como insistió en que le pida por más y con dificultad lo hice. Porque lo quería y porque sé que le gusta que yo también lo desee.
—¿Qué queres? —pregunta mientras se toca viéndome.
Se siente dominante viéndome desde arriba, cree que puede intentar controlarme. Que voy a entregarme así como así, pero sonrío cuando pienso que ésta vez voy hacerlo desearme sin tenerme. Aún.
—¿Y vos?
Humedezco mis dedos y abro mis piernas dandole vista a mi intimidad. Me toco con movimientos circulares sin dejar de verlo. Se siente rico. Su mirada se ilumina y no se cuanto aguantará sin poder acercarse, pero solo segundos pasan y éste se acerca a mí. Lo detengo con mi pie. ¿Soy mala por obligarlo a desearme o por querer que me mire y ver que no puede aguantar no tenerme?
—¿Me vas a hacer suplicar? —pregunta viéndome a los ojos. Aún sigue tocandose.
No respondo y sigo tocándome mientras lo veo. Se siente muy bien. Intento no gemir fuerte porque eso lo volvería loco. Y ya lo está porque intenta volver a acercarse pero mi pie lo mantiene firme. Lo estoy torturando y creo que ya es suficiente. Lo necesito conmigo.
»Sabes que no tengo problema en suplicate —sus ojos viajan de nuevo a mi intimidad y da un suspiro—. Así que por favor...
—¿Por favor qué?
Se muerde su labio y cierra los ojos. No quiero que acabe aún. Esto recién empieza para mí.
—Déjame comerte toda —suplica abriendo los ojos para verme.
Saco mi pie de su hombro y me abro más quedando expuesta. Solo un momento pasa y siento su caliente boca en ese lugar. Mi ojos se cierran y me estremezco en cada movimiento que hace con su lengua. Aprieto la sabana con una mano mientras que la otra lo tomo de su pelo.
Es demasiado.
Lame, chupa y besa como quiere. Su brazo rodea mi muslo para sujetarse y yo tiro más de su pelo. No quiero acabar aún, así que me muevo para atraerlo sobre mí. Lo veo extasiado y muy caliente, así que tomo el sobre pequeño y se lo doy. Se arrodilla sobre la cama y observo con detenimiento como lo abre y se lo pone con cuidado.
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Amor ardiente | FURISTA
Storie d'amoreDicen que lo que pasó en la casa de BB queda en la casa de BB... Pero realmente no sé si fue del todo así. Es difícil soltar cuando la chispa se reaviva con cada roce de piel o con cada mirada de complicidad que muere en el silencio de ambos. ¿Podrá...