Capítulo 8 𝄞 Lluvia

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No, no, no me gustaba su mirada, él estaba decepcionado de mí y no me gustaba esa expresión ciñera su rostro. Las gotas de lluvia lo empapaban, su cabello ahora caía mojado sobre su rostro. Las gotas se deslizaban y caían por su barbilla. Ahí entendí que ya no podría ocultarle nada.

—Yo no quería que te enteraras. —Sorbía mis mocos —. Es una parte de mí que no quiero que nadie vea.

—No es algo de lo que ocultar. Eres impresionante.

—Yo pensaba que iba a fallar y regresar, pero, me enamore de ti. —Confesé —Y me sigues gustando, no lo puedo evitar.

Él abrió los ojos se acercó y limpio mi rostro, su dulce tacto tibio me abrigaba el corazón.

Lo único que importa, seas o no seas una Leon es que tu personalidad florece.

—¿Cómo te enteraste?

—Te vi en una noticia.

Este era mi peor miedo, no solo estaba rompiendo el contrato, estaba vulnerable.

—No puedes decir nada, si alguien sabe sobre esto me van a matar y no quiero volver. No me quiero casar, no quiero liderar la compañía. —En ese instante sentí como las manos de Zayran llegaban a mis mejillas y de un momento a otro, sentí como algo toca mis labios, eran los suyos, tocando los míos. Él sabía a fresa. No podía evitar solté la manta que aún tenía, lo tome a él entre mis manos. Lo besé, lo besé durante mucho tiempo. El aire no hacía falta cuando estaba con él. Solamente era la lluvia, él y yo.

Nuestros labios se separaron y lo miré -. No pienses en muchas cosas. Solo piensa en el aquí y el ahora.

—Me besaste.

—Tenía que hacerte dejar de hablar. —Hizo una pausa —. Me gustas Adina. Me gustas mucho. No puedo ocultarlo.

Yo estaba sorprendida no me esperaba esa respuesta por su parte. Me reí, era lo más loco que me había pasado en la vida. Él pegó su frente con la mía, a comparación de la última vez su temperatura había bajado mucho.

—Me encantaría volverte a besar, pero si no regresamos temo que pescaras un resfriado. —susurre con los ojos cerrados, me concentraba en su temperatura y respiración.

—Si me he de enfermar que sea por besarte bajo la lluvia. —tomé su rostro entré mis manos y con los ojos cerrados atraje su boca a la mía. Le di otro beso, uno que jamás iba a olvidar, uno con el que iba a soñar durante toda la eternidad, hasta el final de mis días.

Pero otra cosa que jamás iba a olvidar fue como las gotas nos acariciaban. Los besos se volvían más constantes. Podía sentir como había electricidad en el ambiente, sentía su corazón latiendo a mil por horab lo podía sentir... o desconocía si era el mío el que sentía. O si era el de ambos. Me sentía viva, sentía que solo éramos nosotros dos y la lluvia de testigo del acto que pasaba, los secretos y las verdades que ahora solo la lluvia conocía.

El tiempo se perdía y olvidaba donde estaba, mis piernas flaqueaban y necesitaba un respiro, no contaba con que Zayran me tomaría por los muslos y me cargaría. Los besos seguían y de alguna manera Zayran caminaba. Él me recostó en el césped con suavidad. Los besos pasaban de mis labios a mi clavícula. Un roce de eléctrico por todo mi cuerpo me dejaba paralizada y me hacía implorar por más. Se me olvidaba que la lluvia caía por mi rostro. Yo deslicé mis manos hacia su nuca, entrelazando los dedos con su cabello.

Amor En Melodías Where stories live. Discover now