"Un escape, miedos y cambios necesarios."
—Más te vale no volvernos a dirigir la palabra —habló el mayor, Julián miró a sus hermanos, realmente se estaban deshaciendo de él—. No queremos tener contacto alguno con vos.
—Ya sé —dijo, algo irritado por el trato que estaba recibiendo. En ese momento, se escuchó la voz en los altavoces, era la hora de abordar, suspiró—. No se preocupen, no los buscaré para nada. Cuiden a mamá.
—No hables como si te importara —respondió el otro, los tres se observaron unos segundos para luego despedirse. Julián , cerró los ojos por un momento, sentía un pequeño malestar a causa de la resaca; parecía que su cabeza se iba a partir en cualquier momento. Suspiró y siguió camino, luego del chequeo, abordó el avión que lo llevaría a España, lejos del país.
Los hermanos lo vieron desde lejos, sus mentes deseaban que no regresara nunca.
—Espero que no se le ocurra volver —dijo el mayor—. Suficientes problemas tenemos como para estar lidiando con él.
—No lo va hacer —respondió el otro—. Está cagado hasta las patas, ¿Te pensas que va a querer ir preso?
—¿Estás seguro que la mocosa está muerta?
—No —ambos se miraron con esa conexión que sólo ellos poseían—. Ya sé, es un problema grave, pero por ahora no es nuestro problema. —el mayor lo observó por unos segundos y luego negó, cansado de la situación. Comenzaron a caminar hacia la salida.
(...)
"Tiempo después..."
—¡Voy! —gritó Roxana cuando el timbre no paraba de sonar, apurada abrió la puerta—. Ho- —no terminó el saludo, ya que había quedado muy sorprendida por las personas que se encontraban del otro lado—. ¿Papá? ¿Mamá? ¿Qué... —carraspeó al sentir su voz caer, ambos la miraron seriamente—. ¿Qué hacen acá?
—¿Qué clase de pregunta es esa? —preguntó su madre, viéndola con confusión, ladeó la cabeza—. ¿Pensabas que no íbamos a venir después de saber lo que le pasó a nuestra nieta? —dijo con molestia, ella negó. Mingo la miró sin decir nada, Roxana se puso un poco nerviosa, ya que la mirada de su padre no le gustaba. Les dejó lugar.
—Pasen —Mingo y su esposa, hicieron caso y avanzaron hacia adentro de la casa, Roxana cerró la puerta y fue detrás de ellos—. Ahora vengo, siéntese cómodos, voy a ver la comida —dijo y se encaminó a la cocina, la olla seguía hirviendo, echó los fideos que tenía pensado, revolvió y le bajó al mínimo. De vuelta en la sala, vio la cara de su padre.
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Resiliencia [En proceso/edición]
Teen FictionÉsta es la historia de Dominic Heikel y Ángel Páez, dos jóvenes de Argentina. Ambos se ven involucrados en un amorío juvenil, desde la primera vez que se vieron. Su camino lleno de bajos y altos, divertidos y no tan divertidos, darán paso al amor t...