Capítulo 2:

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Capítulo 2: La fiesta.

<Viernes - 22:30>

-Amigo, ¿por qué no vas igual?- me preguntó mi compañero de habitación que es un año menor.

-Porque me dijeron que no, Héctor.

-No va a estar el director, no te va a ver si vas- siguió insistiendo mientras se abrochaba la campera de cuero y se echaba una gran cantidad de su asqueroso perfume.

-Cuando dejés de ponerte esa cosa, te voy a escuchar.

-Es para las chicas.

-¿Qué chicas?

-Van a venir las chicas también, las de la pensión de al lado, ¿no te contaron?

-No, no sabía nada.

-Vi como te cambió la cara- comenzó a reír abriendo las puertas de mi placar. 

-¿Va a ir la hermana de Alan?

-¿Lore? Supongo, los Martínez no se pierden una joda. Igual, creo que Alan se va a enojar si te le tirás a la hermana- siguió mientras sacaba un jean, unas remera y un suéter.  

-Espero que no...¿Qué hacés?- le pregunté curioso.

-Para que te pongas, vas a ir a la fiesta sí o sí- me tiró la ropa en la cama y, con las ideas bastante lejos de estar claras, me saqué el pijama que ya tenía puesto. 

-Está bien, lo voy a hacer- me vestí rápidamente y me puse las botas de papá. 

Sí, las botas de papá. Creo que era lo más lindo y limpio que tenía para vestir. 

Me perfumé y salimos de la pieza. Íbamos por el pasillo cuando nos cruzamos con el inspector. 

-¿A dónde vas Diaz? Me dejaron bien en claro que no debías salir de tu habitación hasta mañana cuando te vengan a buscar para ir a casa. 

-Si te digo la verdad, no sé que hago acá afuera. Ya vuelvo- dejé a mi amigo con sus palabras de defensa en la boca y volví a mi pieza. Le puse llave a la puerta y me acosté en la cama. 

Me quedé mirando al techo. Debo ser el único raro pero espero que ustedes hagan lo mismo: cuando estoy acostado mirando al techo veo las maderas hasta que pierdan la forma y me imagino una película representada con ellas. 

En esta película hay un pájaro. No, son dos. Pero a uno lo asesina un humano con su auto y en vez de preocuparse el otro pájaro, sale volando hasta llegar a su nido. Allí, evita recordar lo acontecido y se enfoca en otras cosas.

Sí, una película sin sentido alguno.

[...]

<Viernes - 23:00>

Me senté en la cama, aburrido y sin saber que hacer. Recordé que para mi cumpleaños anterior, una amiga de mamá que trabaja en el zoológico me regaló unos binoculares. Comencé a escarbar en el placar, abajo de mi cama y en el mini-altillo que tenemos.

Tocando y tocando, los sentí. Estaban debajo de la patineta rota de Héctor que no repara hace meses.

Me paré y caminé hasta la ventana, donde abrí la cortina y me colgué los binoculares para ver cómo los chicos se acercaban al galpón donde sería realizada la fiesta. 

Alan, Antonio y Benjamín iban delante y los demás de su grupo atrás. Pero había algo raro, Enzo no estaba con ellos. Del otro lado de la calle, se veía como las chicas también se estaban acercando al galpón. No solo Lorena, quien me gustaba, sino todo su grupo de amigas. 

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