Capítulo 7: Amontonamiento.
<Sábado 23:10>
Las luces se prendieron y la mayoría seguíamos en nuestros lugares, solo faltaba alguien. Adivinen.
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4...
3...
2...
1...
¡Tiempo!
Sí, faltaba Benjamín.
-¡Davith! ¡Davith!- comenzaron a gritar las autoridades presentes al notar que este alumno faltaba.
-Ehh...- suspiró Benicio mirando hacia abajo-. Creo que lo encontré- señaló abajo de la mesa y yo fui el siguiente en mirar.
Allí estaba, con espuma en la boca y el corazón sin latidos restantes. Esto parecía tener una solución: descubrir por qué Benicio sabía quién era el siguiente. ¿Será él también el emisor?
Héctor me miró de reojo luego de ver abajo de la mesa y yo le devolví la mirada. Nos comunicamos sin una sola palabra.
-¡Muy bien, todos a sus cuartos! ¡Se acabo la cena!- gritó el inspector que estaba atrás nuestro. Nosotros lo ignoramos y esperamos a que salieran un par más para meternos entre ellos. Así, caminamos hasta el pasillo donde está nuestra pieza.
-¿Vos tenés la llave?- me preguntó mi amigo.
-Sí, acá- la empecé a buscar en mi bolsillo derecho-. Tal vez esté acá...- seguí en el izquierdo, de donde solamente saqué otro papel.
-¡Hay que entrar! Fijate si tenés vos la llave- le ordené.
-No creo pero...- sacó un papel arrugado de su bolsillo.
-¿¡Corran!? ¿A dónde?
-No sé, pero vayámonos- me agarró la mano para apresurarme y encendimos turbo.
Pasamos por varios pasillos que desconocíamos o habíamos olvidado. Subimos las escaleras y recorrimos varios pisos. Todo esto parecía un chiste, pero de esos que no dan risa.
-¡Ustedes dos!- nos gritó en inspector desde la otra punta del pasillo del tercer piso y se comenzó a acercar.
-¿Qué hace acá?- me preguntó Héctor.
-No sé, él solo está encargado del primer piso.
-¡Metámonos ahí!- me gritó al ver cuantos chicos subían y nos tapaban. Y así, entramos a un cuarto desconocido, que tenía la luz apagada y muchísimas...¿personas?, ¿cosas?
-¿Quién está ahí?- preguntó alguien prendiendo la luz, era Benicio.
-Somos nosotros, cerrá la puerta con llave por favor.
-Está bien, chiquito- la cerró-. ¿Quién sos vos?
-Héctor, amigo de Javi. Compartimos pieza.
-Con que vos sos el compañero...Que lindo. Yo acá comparto con ellos- le señaló a cada uno y se los presentó-. Son Antonio y...Solo Antonio- se entristeció.
-¿Con quién más compartías?- pregunté al ver otra cama.
-Con Benji, pero ya no...No está- comenzó a llorar y se apoyó en mi hombro.
-Está bien llorar, sentate- lo senté en su cama con la espalda en la pared y Antonio le fue a buscar papel.
-Sé que te dije que iba a estar firme y todo eso, pero no puedo. Él era uno de los mejores amigos que he tenido, una de las mejores personas que he conocido.
-Ellos eran inseparables- comentó Antonio llegando a escena con papel en la mano y unas cuantas lágrimas dejadas en su paso-, fueron quienes me incluyeron en el grupo. Pero en el grupo quedamos solo dos y o sabemos que nos deparará el futuro.
Nos sentamos los cuatro en la cama, los dueños de la habitación en una y nosotros en la otra. Hablábamos de nuestras familias, de cuanto las extrañamos. De cómo Antonio desea volver a vivir en Seattle, donde pasó sus vacaciones y dice que es un "Paraíso". De cómo Héctor pudo superar la segunda boda de su madre con un estafador idiota. De como a Benicio le empezó a dar igual todo, en el comienzo de su adolescencia. Cuando sus pensamientos eran grises y sus emociones nulas. Pero tantos años de oscuridad tienen un precio, dejar fluir todo de una vez por todas: Una catarata de emociones.
*toc*, *toc*
Volvieron a tocar la puerta pero, esta vez no era la mía. ¿Será que a los chicos también les estaban mandando cartas? ¿Será que ellos también estaban amenazados?
-¿Quién va?- preguntó Benicio.
-Yo- se ofreció Antonio.
Otra vez, no había nadie. Solo un retazo de papel escrito.
-Beni, llego otra- nos acercamos los tres para ver-. Simón dice: Bien jugado.
-Esperen, ¿a ustedes también les llegan cartas?- dijo Héctor confundido. En ese momento, nos dimos cuenta de que estos chicos no podían ser quienes estaban detrás de esto, no son tan tontos como para mandarse cartas amenazantes solos ni teletransportarse ni nada de esas fantasmeadas locas que nos imaginamos.
-Sí, desde ayer creo. ¿A ustedes también les han enviado?- siguió Benicio.
-Por eso nos sorprendimos, miren- les mostramos cada carta que teníamos encima.
-Creímos que esto era algo nuestro nomás.
-Se equivocaron, esto es algo mucho más grande.
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Orquídeas
Mystery / ThrillerEl viernes, último día de clases antes de vacaciones. En una universidad en un pueblo pequeño de Argentina, ocurre algo que jamás nadie habría sospechado: un alumno es encontrado muerto. Javier, el chico más tranquilo e intelectual de segundo año, s...