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Yoko solo la beso, un beso que transmitía todo lo que quería decir, también tenía miedo, también tenía un caos en la cabeza, pero lo único sabía es que quería estar con ella.

—Lo siento Mali. — dijo mientras sus frentes estaban juntas. — Siento mucho haberte juzgado sin saber. — Faye no respondió solo la beso, la recostó en el sofá y empezó a hacer un camino de besos entre su cara y cuello, pequeños suspiros salían de la boca de Yoko.

—Vamos a mi habitación. — dijo Faye mientras se paraba y agarraba la mano de la menor para dirigirla a su habitación, al llegar cerraron la puerta y Yoko acorraló a la mayor contra la puerta, Peraya intento hacer resistencia.

—Hoy me toca devolverte el favor. — le dijo en el oído con voz ronca.

Yoko la dirigió a la cama "King Size" y empezó a desabotonar la camisa de la mayor, dejando besos en su abdomen mientras lo hacía, después quitó su pantalón, la mayor estaba solamente en ropa interior, la pelinegra se levantó y quitó su chaqueta, camisilla y falda para quedar igual que su amante, volvió a subirse en el cuerpo de Faye, empezaron a besarse, mientras que las manos de Yoko jugaban con el cierre del sostén de la mayor, hasta que finalmente lo quitó, bajó sus besos a los pechos de Faye.

Faye era un manojo de gemidos mientras que Yoko le comía el pezon derecho y con su mano frotaba el otro, después de un tiempo ahí, bajo sus besos por el abdomen de la mayor y finalmente quitó sus bragas. Dio un beso en su intimidad y empezó a frotar el clitoris con la lengua.

—Mhm. — suspiró Faye. — me...encanta Yo. — dijo mientras sus manos apretaban las sábanas por la excitación. Yoko finalmente hundió sus dedos en la intimidad de la mayor, escuchando un gemido ahogado que salía de la boca de su coordinadora. Su boca seguía en el botón mientras que sus dedos la penetraban profundamente.

Faye intentaba con todas sus fuerzas no gemir tan fuerte, pues no muy lejos estaban las habitaciones de sus hijos.

Yoko seguía haciendo su trabajo.

—es...estoy cerca. — murmuró la mayor. — bésame Yoko. — y así lo hizo, Yoko subió a sus labios sin dejar de penetrarla y al momentos que sus labios se tocaron, el cuerpo de Faye empezó a temblar demostrando que había llegado al orgasmo. Yoko saco sin dedos intentando no lastimarla, le dio varios besitos por la cara y finalmente uno en la boca, se acurrucó en el pecho de la mayor y se quedaron dormidas.

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3:06am

*78 llamadas perdidas de Mamá*

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*78 llamadas perdidas de Mamá*

Faye se levantó por la vibración del teléfono de Yoko. La menor todavía estaba recostada en su pecho y estaba profundamente dormida.

—Yo, te llaman. — intentó levantarla pero fue en vano.  —Yoooo. — dijo mientras la movía.

—mhmm. — reprochó. — 5 minutos más.

—Tontita, te están llamando. — Yoko abrió los ojos de una vez, ¡se había quedado dormida!, se supone que debía de estar en la casa de su mejor amiga. Agarró su teléfono y justo su madre estaba llamando. Contesto en altavoz.

Apasra Lerprasert, ¿dónde mierdas estás?, ¿así es como nos pagas?, yéndote así de la nada, quién sabe con qué zorra te estás acostando, que asco me das, te importa una mierda tu familia, definitivamente la decepción de la familia, maldigo el día en el que tuve, siempre lo mismo, eres una regalada, ojalá que la zorra con la que estás en este momento te pague tus estudios y tus gusticos, te espero lo más temprano posible en la casa, adios. — colgó, por los ojos de Yoko solo salían lágrimas, no era capaz de hablar, Faye, quien había escuchado todo, la abrazo intentando calmarla.

—Eso no es verdad, linda, no pienses mucho en eso, eres perfecta y habemos muchos que te amamos. — le limpió las lágrimas con el pulgar y la beso.

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Yoko se levantó a las 6:00am para irse para su casa, Faye seguía dormida así que le dio un beso en la frente y salió de la casa, ahí estaba Eli esperándola, se subió y la conductora arrancó inmediatamente.

Al llegar, antes de abrir la puerta dio un suspiro y entró, y ahí estaban, toda su familia junta para juzgarla.

Su mamá estaba sentada al lado de su padre mientras cargaban a su hermana menor, Mind y Meena estaban sentadas al otro lado del sillón y vio a lo lejos como los hijos de Mind jugaban en el jardín. Su madre empezó a aplaudir.

—Pero si es la puta del año. — siguió aplaudiendo junto a su padre y Mind, Meena por su lado veía a sus padres y hermana enojada. Las lágrimas amenizaron por salir de los ojos de Yoko, pero ella hizo todo lo posible para que no.

—No me digas así, estaba en la casa de Marissa, yo misma te dije. — le reprocho.

—¡Mentirosa!. — gritó la mamá. — ¿crees que vamos a ser la familia más rica de este país y no vamos a tener GPS en nuestras camionetas?, estabas muy lejos de la casa de Marissa, cariño. — se levantó y se paró al frente de su hija. —quién sabe con quién te estabas revolcando, putita lesbiana. — dijo para darle una cachetada, Meena se paró de el asiento y cogio de las muñecas a su madre, tan fuerte que más dejo rojas.

—Dejala en paz, deja de llamarla así, ella no se lo merece, está bien, somos unas putas lesbianas las dos, pero nos encanta, yo estoy muy feliz con Aoom e incluso me voy a casar, Yoko pronto encontrará al amor de su vida y será feliz para siempre, ¿Pero Mind?, ella está viviendo una vida que no es de ella solo para lamberte los talones a ti, ¿quién crees que era Nam?.

—Basta Meena, no te atrevas. — la amenazo su hermana mayor.

—Si me atrevo, porque ni Yoko ni yo merecemos toda esta humillación, ¿te acuerdas de Nam?, la "mejor amiga" de Mind en la secundaria, pues déjame decirte que no era su mejor amiga, era su novia, y hasta donde yo supe, siguen siendo amigas ¡súper! cercanas, no se me haría raro que esté engañando a su esposo con ella, al final de cuentas, tus tres hijas mayores somos unas putas lesbianas como dicen tu. — la madre amenazo con darle una cachetada también, pero Meena fue más rápida. — Y no te preocupes más por Yoko, aunque nunca lo hiciste, yo me la llevaré y le terminaré de dar sus estudios y una vida que si se merece, una vida digna. Adiós. — dijo para agarrar la mano de su hermana y llevársela no sin antes empacar un poco de sus cojas, antes de salir de la casa gritó.

— La otra semana vendrán por las otras cosas de Yoko, esperamos verlos nunca más.

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-MC

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