Capítulo 8

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Ningún argumento racional tendrá un efecto racional en una persona que no quiera adoptar una actitud racional.
(Karl Popper)

El Centro Comunitario era un edificio moderno, diseñado para servir como el corazón de la vida social de la comunidad asedriana. La sala de reuniones, grande y funcional, estaba decorada con una sobria elegancia que reflejaba el propósito de su uso. Las paredes estaban adornadas con arte local y los muebles eran sencillos pero cómodos. Las ventanas amplias dejaban entrar la luz del atardecer, creando un ambiente de serenidad y profesionalismo.

Fred Smidr, Miranda Girgenti, Violet Westwood y Jeremías Runesson estaban sentados alrededor de una mesa rectangular de madera clara. La sala estaba preparada con sillas acolchadas y una proyección de la agenda en una pantalla blanca al frente. La atmósfera era tensa pero contenida, cada uno de ellos consciente de la importancia de la reunión que estaban por llevar a cabo.

Fred Smidr abrió la sesión con un tono de voz firme, tratando de imponer orden.

―Bien, comencemos. Nuestro primer tema de hoy es el asalto en la mansión de los Smidr. Como sabéis, se ha atribuido el incidente a Brian Cosick, el prometido de la hija pequeña de Violet. Esta alegación ha complicado aún más la situación. ¿Cuál es nuestra posición respecto a esto?

Violet se enderezó en su silla, su rostro mostrando una mezcla de desdén y exasperación.

―Es una completa tontería. Brian Cosick no tiene nada que ver con esto. Seguro que es una trampa, una maniobra para desacreditar a nuestra familia. ¡Es absurdo pensar que alguien como Brian podría ser responsable de algo tan grave! –su voz estaba cargada de repudio mientras hablaba–. Todos sabemos que Brian y su exnovia, una chica que de alguna manera ha conseguido entrometerse en nuestra sociedad, no es exactamente la más confiable. Y ahora que esta humana está con Eldur Smidr, ¿quién no pensaría que todo esto podría ser una trampa para involucrarnos en algo que no hemos hecho?

Miranda, que había estado escuchando en silencio, frunció el ceño ante el comentario de Violet.

―No podemos simplemente descartar las acusaciones sin investigar. Aunque comprendo que el historial de Brian y su conexión con tu familia puedan parecer complicados, necesitamos basar nuestras decisiones en pruebas y no en prejuicios.

―Claro –dijo Violet con un tono cortante–. Pero no perdamos tiempo en eso. Lo que realmente importa ahora es cómo manejamos el tema de Delorien. ¿Qué vamos a hacer con ella?

Fred miró a Violet con una mezcla de frustración y preocupación.

―El siguiente tema en la agenda es precisamente el borrado de memoria de Katerina. Como ya sabemos, Violet está a favor de proceder con el borrado, mientras que yo considero que esto podría ser un error.

―Por supuesto que debemos proceder –insistió Violet–. Katerina ha mostrado un interés peligroso en nuestra comunidad. Su conocimiento puede poner en riesgo nuestra seguridad y, peor aún, podría influenciar a otros. Es mejor borrarle la memoria y asegurar que no haya más problemas.

Miranda intervino con seriedad.

―Katerina ha demostrado ser consciente de la gravedad de la situación. Su preocupación por Eldur y su disposición a entender nuestras reglas sugieren que podría haber una forma de manejar esto sin recurrir al borrado de memoria. Creo que merece una oportunidad para tomar decisiones informadas sobre su propio destino.

Aquella respuesta fue tomada con sorpresa tanto para Fred como para Violet. Ambos habían estado seguros de que Miranda se posicionaría a favor del borrado de memoria, dada su histórica postura sobre la protección de la comunidad. Sin embargo, su intervención reflejaba una empatía inesperada hacia Katerina, y Violet entrecerró los ojos, ofendida y molesta.

Saga Asedrian: El Legado de Atrivia - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora