Saga Asedrian: El Legado de Atrivia - Libro 1

Capítulo 14

Gracias a la guerra uno no sólo puede morir por sus ideales,
sino que incluso puede morir por los ideales de otro.
(Jaume Perich)

Después de tres días de espera, los Dominantes volvían a reunirse en el centro comunitario. Esta vez, Jeremías no había aparecido; en su lugar, Jordan se había presentado directamente. Miranda, a pesar de su rostro cansado, había llegado también, y Fred, al igual que la última vez, estaba acompañado de Eldur. El ambiente en la sala estaba cargado de una tensión palpable, con miradas llenas de expectación y ansiedad que reflejaban la importancia de esta reunión.

Violet, con su elegante vestido rojo y su expresión de hielo, se encontraba en el centro del salón. Su presencia imponente llenaba el espacio con una autoridad indiscutible. Sus ojos, normalmente vibrantes y cálidos, ahora estaban llenos de una intensidad fría y calculadora. La atmósfera en la sala parecía congelarse a medida que ella tomaba su lugar.

Fred había sido elegido para tomar la palabra y hablar sobre el ritual al que se habían sometido Eldur y Katerina. Era un tema delicado, y la incertidumbre sobre la reacción de Violet se sentía en cada rincón de la sala.

―Ya han pasado tres días –dijo Violet con un tono mordaz–. ¿Ya habéis hablado con vuestros psicólogos absurdos?

―No –respondió Fred, manteniendo su tono firme a pesar de la clara irritación en la voz de Violet. Ella entrecerró los ojos, anticipando una respuesta que claramente no iba a ser de su agrado–. Eldur y Katerina se sometieron al Dídymes Flóges... Y como veníamos sospechando, son Ziels. Se ha confirmado.

Violet observó mientras Eldur, con una mezcla de orgullo y nerviosismo, se levantaba la camisa para mostrar la marca roja que subía desde su muñeca hasta la sangradura del brazo. Era un símbolo de su conexión, una prueba tangible de su vínculo como Ziel.

La expresión de Violet cambió, sus ojos se convirtieron en dos glóbulos de hielo. La habitación parecía caldearse con la intensidad de su furia contenida. Sin previo aviso, Violet dio un golpe seco en la mesa, el sonido resonó en la sala como un trueno.

―¡Esto es inaceptable! –explotó Violet, su voz cargada de un desdén que hacía temblar las paredes–. ¡Esto es una burla! ¡Un absoluto desdén hacia todo lo que hemos construido! Me siento profundamente traicionada. Este ritual, esta farsa, ha sido realizado sin mi conocimiento, sin mi consentimiento. Y ahora, ¡me vienes con estas pruebas ridículas para confirmar que en esta urbanización no todos los Dominantes se toman con la misma seriedad!

Los miembros del consejo se miraron entre sí, intentando procesar la magnitud del enfado de Violet. Fred, Miranda y Eldur estaban paralizados por la intensidad de su reacción. La calma de la reunión se había disipado por completo, reemplazada por un caos de emociones reprimidas.

―Violet, entiendo que esto puede ser difícil de aceptar –dijo Fred, intentando mantener la calma–. Pero el ritual se llevó a cabo con el objetivo de fortalecer nuestras alianzas. La unión de Eldur y Katerina debería ser vista como una oportunidad para consolidar nuestra comunidad, no como una amenaza.

―¡Una oportunidad! –Gritó Violet, su voz resonando en el salón con una fuerza inhumana–. ¿Crees que esto es una oportunidad? No, esto es una traición. Una traición disfrazada de ceremonia. Han roto la confianza que debería ser la base de nuestra alianza. No puedo aceptar que se me haya mentido y que nuestras normas se hayan pisoteado así.

Miranda, intentando intervenir con diplomacia, se levantó de su asiento.

―Violet, la intención del ritual era validar un vínculo que podría fortalecer nuestras alianzas. No se hizo para desafiarte ni para ignorar tus deseos. Si hay algo que podemos hacer para resolver esto sin recurrir a la violencia, estamos dispuestos a hacerlo.