sábado

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"¿Cuánto es de natural que te duela las tetas?"

Martin abrió los ojos despacio, acostumbrándose a la luz del día. Se pasó la mano por la cara y cogió el móvil para mirar la hora, aunque la luz de la pantalla hizo que entrecerrara aún más los ojos. Frunció el ceño y se giró hacia su amiga.

"¿Qué coño haces despierta a las siete y media de la mañana de un sábado? Pensaba que saliste ayer." Dijo mientras enterraba su cara en la almohada. Cerró la cafetería cerca de las dos de la mañana por un grupo de chicos que celebraban un cumpleaños. Su turno no empezaba hasta dentro de una hora y todavía escuchaba los gritos de niños de seis años retumbando en su cerebro. Sintió como las sienes le pesaban y cerró los ojos con fuerza.

"Sí lo hice. Acabo de llegar." Respondió Denna mientras seguía mirándose al espejo del cuarto de Martin. De repente se acordó de algo y se tumbó al lado. "Tengo que contarte cositas." Le dijo con voz ilusionada. Martin aprovechó y la abrazó por el cuello, ella le rodeó por la cintura y apoyó la barbilla en su hombro. Entrelazaron sus piernas.

"Dime. Espero que sea que te tiraste a alguien o te mataré."

"Efectivamente." Le dijo sonriendo y buscando su mirada. "Un chico guapísimo. Un poco raro, pero me dio ternura. Me contó sobre sus hongos de los pies."

"Terriblemente atractivo." Respondió Martin, imaginándose la conversación en su cabeza en algún garito lleno de botellas de alcohol y humo de cigarrillos. Recreó la imagen de Denna apoyada en la barra, completamente enigmática a ojos ajenos mientras tiene un intercambio sobre hongos de los pies con un rostro borroso. Se rio un poco y Denna le pegó en la cara.

"Me gustan los hombres extravagantes." Dijo mientras sonreía. "Hoy sales conmigo, ¿no?" Martin asintió porque necesitaba alcohol urgentemente en vía intravenosa lo más pronto posible. Pensó en bailar con alguien y su boca en otra extraña y eso le animó también.

"Sí, aunque tengo que hacer el trabajo de Interpretación para el lunes. Planeaba tenerlo terminado para hoy y ni lo he empezado."

"Yo tampoco, esta tarde nos ponemos." Dijo Denna y se quedaron un rato más abrazados. La conoció en una obra de teatro juvenil hace dos años, aunque no recuerda exactamente cómo empezaron a hablar. Martin recuerda que conversaron algo sobre su número de tinte rubio y lo bien que le quedaría el bigote. Los dos planeaban estudiar Arte Escénico y se pusieron a ver pisos juntos ese mismo día. Al terminar la obra le pidió el número de teléfono y la promesa de que se irían a vivir juntos. Martin no le tomó la palabra hasta que Denna le llamó a las dos y media de la mañana para decirle que una amiga había encontrado un piso para ellos.

Martin se desperezó. "Levántate, tengo que irme a trabajar"

"Esa cafetería del demonio. Cualquier día le prendo fuego." Soltó mientras giraba entre sus sábanas. Todavía seguía vestida y maquillada y Martin se preguntó por qué no había traído churros "Hace que te echa de menos y odio echar de menos a la gente."

Martin rodó los ojos y se levantó de la cama. "Vamos a clase juntos. Nos vemos todos los días. Compartimos piso y salimos de fiesta prácticamente todos los fines de semana." Se vistió haciendo equilibrios por no pisar unos calcetines sucios en el suelo. "No sé qué más quieres de mí."

En el baño escuchó un suspiro de Denna. "¿Cuánto costará una operación que nos haga siameses?" Gritó y Martin escupió la pasta de dientes que cayó mas en su ropa que en el lavabo. Se insultó a sí mismo y fue a quitarse la camiseta.

"Mucho. Podríamos pedir un préstamo." Pero no hubo respuesta. Miró a Denna y vio que se había quedado dormida en su cama. Se cambió y fue a quitarle los zapatos. La arropó y le dio un beso al despedirse. Salió del cuarto deprisa, el frío calándole a través de la tela de su camiseta. Se puso el chaquetón y se dirigió hacia el metro.

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