martes

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Denna se sentó en una de las mesas que había vacías mientras Martin se preparaba. Había estado lloviendo toda la mañana y sus pies se sentían entumecidos. Su amiga le había acompañado a la cafetería con la excusa de estudiar, aunque la veía mirar por la ventana de vez en cuando. Martin sentía sus ojos cerrarse y se apresuró a hacerse un café antes de quedarse dormido. Su madre le había llamado de nuevo y habló con ella hasta pasadas las doce. Supuso que haberle cogido la llamada había significado vía libre para llamar cuando ella quisiera y volver a preguntar sobre la posibilidad de ir algunos días.

"Ya me viste en Navidad, mamá."

"No me trates como una tonta, Martin. Si no quieres venir, dilo."

"Está bien. No quiero ir."

Su madre le gritó. Le costó reconciliar el sueño después de aquello.





El jersey le picaba por el cuello y tenía las manos húmedas. El café caliente hacía que se le arrugaran y tuvo miedo de que la piel se le secara y resquebrajara. Un grupo de chicos entró por la puerta y les atendió rápidamente. El local se empezó a llenar y Martin perdió la noción del tiempo y del espacio. Desde que trabajaba en la cafetería, su capacidad de abstracción se había desarrollado y apenas sabía dónde estaba ni qué hacía la mayoría del tiempo. Se automatizaba. Sabía que también había momentos en que lo proyectaba en su vida y la línea entre el trabajo y lo personal se difuminaba. Se hacía al margen y pasaba los días aislado de sus actos y pensamientos, como un espectador de una vida ajena. Una obra de teatro mediocre. Intentaba agarrarse a sentimientos profundos que le surgían de sus entrañas o momentos en los que la realidad parecía demasiado bonita como para ser verdad. Cómo para ser suya.

Cuando se relajó, buscó Denna y la vio hablando con Juanjo en la mesa. Miró al reloj y vio que habían pasado casi dos horas de su inicio de turno. También vio que había vuelto a llover y que Juanjo tenía el pelo mojado y pegado a la frente. Se acercó a su mesa con una sonrisa y pasos cansados.

"Yo pensaba que te tenía vetada la entrada aquí."

Juanjo se giró, mirándole sonrojado por el frío y con ojeras oscuras. Llevaba puesto un jersey marrón y una chaqueta negra. Olía a lluvia.

"¿Te conozco?" Le contestó, entrecerrando los ojos.

Denna rio enfrente de Juanjo. Levantó su vaso vacío y le guiñó. "Martin, cariño, tráeme otro café."

"Ni un por favor. A esto hemos llegado." Miró a Juanjo, tenía las mejillas muy rojas. De nuevo, tuvo el impulso le acercar la mano y tocarlas. "¿Un cortado, señor?"

Le vio asentir. "¿Por favor?"

"Iros a la mierda. Veremos que es de ti cuando Alex llegue."

"Está trabajando, para tu información. Aquí Juanjo me está contando sus más oscuros secretos. ¿Sabes que con doce años le puso una zancadilla a un compañero en una carrera de sacos?"

Martin rio. Se apoyó en el hombro de Juanjo y miró a Denna. "No te dejes sonsacar. Puedes decirle a Alex la vez que Denna se cayó enfrente de todo su colegio durante una obra de teatro."

Denna entrecerró los ojos en su dirección. "Serás rastrero."

"Aún se lo recuerdan sus profesores;  Almudena, la Cenicienta que voló como Harry Potter. Es todo un mito."

"¡Fue muy gracioso! Caí al suelo y la falda se me dio la vuelta. Pero hice reír a la gente, no como tú ahora."

"Creo que Juanjo si se está riendo, ¿o no, Juanjo?"

Le vio reírse, con los ojos cerrados y negando con la cabeza. "A mí no me metas en las discusiones familiares."

Denna le señaló con el dedo. "Eso es, Juanjo. Imparcialidad. ¿Qué opinas del actual juego del Cluedo? Lo han reversionado."

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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