jueves

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Hola, chicas. Antes de que leáis, aviso que en este capítulo (y quizás en varios más) se habla de problemas tanto físicos como mentales relacionados con el insomnio de Juanjo(fic). Nada especialmente fuerte ni nada que no pueda ser soportable, pero para que quedéis avisadas. osqm.




Juanjo abrió un paquete de galletas sentado en la cafetería. Esperaba a que el turno de Alex terminase y se encontraran allí para ir a la biblioteca. Desde donde estaba sentado, veía a Martin tomarle el pedido a una mesa enfrente suya y su pulso aumentó. Aquel día, cuando llegó, Martin le saludó despreocupadamente y le preguntó qué tal. Llevaba una sudadera roja y unos vaqueros negros apretado por los muslos. Juanjo tuvo que calmar los erráticos latidos de su corazón cuando Martin le miró directamente a los ojos y sonrió en su dirección.

"¿Qué vas a querer?"

A ti. "Un cortado, por favor." Sus mejillas se encendieron y sintió la vergüenza apoderarse de su cara.

Martin asintió y le pidió que se sentara. El día anterior desbloqueó en Juanjo la capacidad de hablar con él como una persona medianamente normal y notó que Martin lucía más relajado también alrededor de él. Cuando pasaba al lado de su mesa, le sonreía y le preguntaba si todo estaba bien. Incluso, en un momento, se sentó enfrente suya. Fue solo un segundo, y probablemente solo para descansar los pies, pero suspiró mientras rodaba los ojos antes de sonreír y Juanjo no pudo evitar las mariposas creciendo en su estómago mientras le veía irse, escondido detrás del libro.

Relájate. Va a echarte una perimetral. De algún modo esto se le había ido de las manos. Recogió todas sus babas y se las guardó mentalmente, forzándose a quitar la vista de la espalda de Martin. Solo es un amigo. La palabra amigo se quedaba grande. Un conocido. Un conocido muy guapo. Le miró de nuevo, esta vez Martin hablaba agachado con un niño pequeño. Un conocido muy guapo y con un buen culo. Eso se acercaba más. Alex tardó mucho más tiempo del que Juanjo tenía planeado.

Cuando llegó, se sentó enfrente suya. Juanjo notó sus ojeras y su mirada cansada.

"¿Mucha gente?"

Alex bufó, dándole un sorbo a su café. "Demasiada. Me duelen tanto los pies que podría arrancármelos con los dientes." Juanjo frunció el ceño.

"Eso es una manera rara de decirlo."

Alex se encogió de hombros antes de saludar a Martin. Él le vio y le sonrió antes de seguir atendiendo a otra mesa. Poco después, se acercó y le puso una mano en el hombro.

"Alex, hola. ¿Quieres algo? ¿Qué te pongo?" Le preguntó suavemente. Juanjo se preguntó si ese tono lo usaba con él también.

"Nada, si nos vamos a ir ya, gracias." Respondió mirando el vaso vacío de Juanjo. "¿Vienes hoy a la biblioteca?"

Martin se rascó la nuca. La sudadera se le levantó por encima de la cintura y Juanjo tuvo que obligarse a no mirar el trozo de piel que asomaba. "Pues, no sé. Mi compañera de piso tiene una contractura, o creo que se dice así y no la quiero dejar sola." Dijo mientras recogía el vaso de café. "La llamaré a ver que me dice."

Alex asintió. "Bueno, si al final vienes, búscanos."

Martin sonrió y miró a Juanjo. "Claro, ven con nosotros." Se escuchó diciendo antes de poder remediarlo. "Si quieres." Terminó y Martin soltó una risa floja.

"Ya os diré." Dijo mientras Juanjo le pagaba por el café.

Salieron del local. Hacía mucho menos frío que otros días pero todavía sentía una brisa helada enfriar su columna vertebral ocasionalmente. Alex le habló de Estadísticas y Juanjo asintió en las cosas que entendía, que no eran demasiadas. Veía a la gente entrar y salir y quiso decirle a Alex que se quedaran un rato fumando fuera. Sentía la ansiedad recorrerle la piel, el pensamiento de quizás acompañar otra vez a Martin persistiendo con ansia en la parte trasera de su mente. Se sentía tonto y muy ingenuo. Quiso que todos esos nervios desaparecieran para siempre, o enterrarlos en algún lugar que no pudiera alcanzarlos más y poder acercarse a Martin sin correr el riesgo de que su corazón llegara al límite de latidos permitidos para su cuerpo. Tanto tiempo yendo detrás de suya de manera indirecta se estaba solidificando en algo que le asustaba de sobremanera y se sentía estúpido por ello.

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