Juanjo entró en la cafetería, huyendo del frío gélido que le secaba los labios y le inmovilizaba los dedos. Acababa de tener tres horas de Numística y sentía su cerebro aplastado y derritiéndose por los oídos. Alex se había ido corriendo a la peluquería al terminar las clases porque una amiga de su madre se casaba y su padre necesitaba ayuda para peinar a todo el grupo. Por lo visto, las amigas de su madre solían darle alguna propina suelta y como a él le gustaba coquetear con señoras mayores, no tardó en despedirse de él.
Buscó a Bea con la mirada y la encontró discutiendo con un niño pequeño detrás de la barra que reconoció como su hermano. Sus pies de dirigieron hacia ella hasta que una figura pasó por delante suya y su subconsciente le obligó a pararse en seco. Martin andaba de acá para allá con la libreta en una mano y un boli en la otra. Llevaba puesto un jersey de cuello alto y unos vaqueros que le arrastraban por el suelo. El delantal acentuaba su cintura y Juanjo se forzó a quitarle los ojos de encima.
Sacudió la cabeza y volvió a su camino hacia Bea, pero ya ella no estaba detrás de la barra, sino su hermano enfrente del ordenador. Juanjo se acercó y el niño le miró desde abajo. "¿Qué café quieres?" Le preguntó con ansia, como si le agobiara la cantidad de trabajo.
"Eh, un cortado, creo. ¿Y Bea?" El niño suspiró y apuntó algo en un papel. Juanjo llegó a ver que realmente no estaba escribiendo nada, solo movía la mano. "Lo ha dejado. Ahora me encargo yo. Son quince euros." Y puso la mano a la altura de la nariz de Juanjo.
"Aparta, anda" Escuchó y Martin apareció detrás suya. "Lo siento," le dijo mientras echaba al hermano de Bea de la silla. El niño refunfuñó y se fue criticando la poca atención a sus habilidades negociadoras. "Bea se ha tenido que ir y ha dejado a su hermano aquí. ¿Qué querías, perdona?"
Juanjo escuchó algo de lo que dijo, pero luchaba internamente por que sus mejillas no salieran ardiendo. Se lo dijo con voz cansada y apenas le miró a la cara, tecleando algo en la pantalla. Maldijo al hermano de Bea y se dirigió hacia él, levantando las cejas con impaciencia. Volvió a pedir un cortado y se obligó a comportarse, a entablar un mínimo de conversación para no quedar de maleducado una vez más. "Y, ¿ya has acabado las clases?" Martin asintió con la cabeza y le dijo que se sentara antes de volver a irse. "Estoy un poco liado. Ahora te lo llevo, no te preocupes."
Juanjo le quiso decir que no pasaba nada, que lo entendía y que si necesitaba ayuda le avisara, pero ningún sonido salió de su boca. Se sentó sintiéndose inútil. Pues claro que ya ha acabado las clases. ¿Por qué no le preguntas también si trabaja aquí? Levantó la cabeza y le vio recoger varias mesas. El pelo le caía sobre la frente y la luz artificial de las lámparas le hacía sombra. Se notaba que el jersey le agobiaba, pero tenía la nariz roja y hacía mucho frío. Supuso que no ponían el aire porque sería peor. Abrió el libro e intentó concentrarse, pero sus ojos se le iban involuntariamente a Martin todo el rato. Le veía caminar casi corriendo y sonreír a los clientes, agarrar los platos y colocarlos unos encima de otros sin pensar. Tenía una sonrisa dulce y las manos delgadas. Miró de vuelta al libro y leyó la misma página otra vez. Se acordó de todas las interacciones que había tenido y sintió que todas fueron iguales que la de ahora: cordiales e incómodas. Martin le hacía sentirse tonto y desubicado, como recién levantado. También podría ser porque le parecía especialmente atractivo y no sabía como actuar delante suya la mayoría del tiempo. A veces, cuando le miraba intensamente con las pestañas batiendo hacia él, tenía que hacer el esfuerzo de centrase y no olvidar lo que estaba diciendo.
Al rato, vio a la madre de Bea entrar en la cafetería. Observó como hablaba con Martin y en como movía las manos. Recogió al hermano de Bea y al irse, vio a Juanjo y le saludó. Hubo un momento donde intercaló miradas entre Juanjo y Martin y le levantó los pulgares frunciendo los labios. Antes de decirle nada, la mujer se fue. Tuvo que mirar a la mesa durante un rato para entender lo que ese gesto quería decir.
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hits different
Fanfiction"¿Cuánto te debo por el café?" "Uno cincuenta." Juanjo le miró y el hecho de que no le estuviera devolviendo la mirada le inspiró confianza. "¿Y por invitarte a cenar?" Martin levantó la cabeza y se le quedó observando lo que Juanjo sintió que fuero...