miércoles

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Martin estaba, entre otras cosas, analizando una palabra de sus apuntes de Dramática. Actancial. La morfología se le escapaba de las manos cuanto más la leía y las letras se diluían en el folio blanco, como degradándose. La c y la t no casaban aunque sonaban bien en sus oídos. Actancial. Dibujó la palabra en su mente. Pensó que tenía muchas curvas y muchos picos altos. La escribió en la esquina de una hoja con letra descuidada. Actancial. Frunció el ceño. ¿Qué coño significa actancial?

Miró el reloj; las doce y media. Cerró los ojos y se masajeó las sienes. El dolor de cabeza se asomaba como un montón de agujas clavándose en su piel una a una. Puso la frente en la mesa y suspiró, aunque dio un respingo porque estaba tan fría como el resto de su cuerpo. Se incorporó y observó sus apuntes, intercalando miradas con los libros que tenía delante.

En la sala rebosaba un silencio sepulcral, únicamente distorsionado por el sonido de las teclas de los portátiles y las manillas del reloj dando la hora. Le daba miedo removerse por si caía algo que hiciera mucho ruido y la gente se girara para mirarlo, liderando la vergüenza de su vida, pero no podía aguantar más ahí dentro o sentía que podría vomitar. Cerró el portátil y se levantó con mucho cuidado de no arrastrar la silla bruscamente. Guardó sus cosas y salió al patio. Respiró el aire nocturno de enero y se sentó en un banco solitario rodeado de matorrales secos. En momentos como ese deseaba tener tabaco a mano. Sacó su botella de agua y bebió mirando a la entrada de la biblioteca. Salió entonces un chico que Martin reconoció de lejos. Llevaba una sudadera con un abrigo y unos vaqueros oscuros. La mochila le colgaba de la espalda pero le vio apoyarse en la pared y pudo distinguir en la oscuridad la luz de un mechero.

Se quedó sentado, pensando en si pedirle un cigarro o no. El banco le entumeció las piernas y la mochila se le mojaba por la humedad. Vio las gotas caer de su cremallera al suelo. Miró otra vez a Juanjo y vio que apartaba su mirada rápidamente. Entrecerró los ojos. Sentía como la pereza se iba instalando, pero las ganas de tener nicotina en sus sistema le picaba los dedos. Quiso esperar a que le mirara para poder pillarle de nuevo, pero se levantó y se dirigió hacia él antes de pensarlo demasiado.

Vio a Juanjo tensarse a medida que se aproximaba. Tenía el cigarro en la boca y miraba la pantalla de su móvil. Martin pensó que lucía atractivo de lejos y aún más de cerca. Esa idea le pilló desprevenido y se sintió inquieto. No quería hacer de esta charla algo potencialmente más incómodo de lo que ya iba a ser. Respiró hondo y se colocó enfrente suya.

"Hola, Juanjo." Él levantó la mirada del móvil y le sonrió sin dientes. "¿Te importaría dejarme un cigarro?" Le preguntó sin rodeos. Acortar una posible conversación basada en interjecciones y monosílabos, eso era lo que buscaba. Sonrió para aplacar el pensamiento de que estaba siendo maleducado. Juanjo frunció el ceño y le dijo que en absoluto a la vez que abría la mochila. La inmediata concesión sorprendió un poco a Martin. No esperaba tanta ímpetu en satisfacer un deseo banal como era compartir su tabaco, pero no le dijo nada además de un gracias.

"¿Sabes liar?" Le preguntó Juanjo. Martin asintió y se puso a su lado, apoyado también en la pared. Sentía la mirada de Juanjo inspeccionando su rostro cuando liaba el cigarro y eso le incomodó. Lo miró.

"¿Lo estoy haciendo mal?" Le dijo con la boquilla en la boca. Juanjo se sorprendió y negó repetidamente con la cabeza, apartó la mirada y se centró en su cigarro. Martin terminó y le devolvió el paquete.

"No sabía que fumaras." Le dijo mientras le pasaba el mechero.

Martin se rio, más por inercia que por otra cosa. "Eh, no lo hago, en realidad. Solo ocasionalmente." Se encendió el cigarro y sus dedos se calentaron. Suspiró. "Bueno, gracias por el cigarro."

"No es nada." Juanjo le miró a los ojos y Martin se dio cuenta de que eran verdes. Iba a despedirse, dando por finalizada la conversación. Hizo el amago de hablar pero Juanjo le cortó. "Me dijo Alex que venías a estudiar aquí, ¿no?" Le dijo con voz plana. Sonaba como si tuviera la pregunta preparada desde hace rato.

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