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| ❀ Capítulo ocho: JK pt. 2 ❀ |

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Kenma se sube a mis piernas y me sorprendo. Me siento alerta, principalmente porque no he recibido ningún reclamo de parte de Jimin. Eso es muy extraño y no sé si debería relajarme.

—Tu papá está extraño —le susurro al felino, mientras acaricio su suave pelaje.

Kenma me contesta con un maullido suave y no tarda en comenzar a ronronear ante el estímulo de mis caricias. Sus ronroneos me hacen sonreír, y me siento satisfecho ante su muestra de confianza. Jimin puede negarlo si quiere, pero Kenma es mi hijo gatuno. Sé que él me reconoce como su papá.

Me entretengo gracias a sus ronroneos y no dejo de deslizar mi mano sobre su lomo. He descubierto que, cada determinado tiempo, deja de elevar su cola. ¿Por qué será? ¿Habrá alguna explicación científica o solo se cansará?

Jimin llega hasta el sofá y suelta un gran suspiro, me observa y no puede evitar fruncir el ceño. Está molesto.

—Mira cómo tienes el ojo —señala mi rostro con preocupación—. ¿Cuántas veces te he dicho que si vas a entrenar lo hagas de forma segura?

Oh, me había olvidado de eso.

Me llevo la mano al ojo, sintiendo la hinchazón y el ligero dolor que había ignorado hasta ahora.