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[ ❀ JK: Qué hubiese pasado si... ]

Capítulo especial por Halloween

Bueno, decidí contarles la verdad: Mingyu a veces me caía mal. Creo que haber actuado tanto tiempo, pretendiendo que todo estaba bien, me hizo acumular cierto resentimiento hacia él. Es difícil de explicar, pero quizá en el fondo estaba esperando que metiera la pata para poder soltar todo eso que llevaba guardado.

No, no estaba enamorado de Jimin. No quiero que esto se malinterprete. En realidad, creo que mi enojo venía de que él intentaba ocupar un lugar que, de alguna manera, yo sentía que siempre había sido mío. Es absurdo, lo sé, pero creo que Mingyu en realidad deseaba la relación que tenía yo con Jimin.

No lo culpo, la verdad. Él era el novio, sí, pero nunca llegó a tener esa conexión con Jimin.

Pobre, nunca iba a ser capaz de ocupar mi lugar. Otros lo intentaron y fracasaron en el intento.

Ahg, ese me caía tan mal.

Jimin suelta una risa, y yo lo observo, sin poder evitar que una sonrisa se dibuje en mi rostro también. Estamos recostados, con mi cabeza apoyada en su pecho mientras sus dedos acarician suavemente mi cabello. Su padre, gracias a la Luna, no me mató por el comentario fuera de lugar que hice en la mesa, aunque estoy seguro de que todavía sigue bastante sentido y molesto.

—Casi logras que mi papá te quiera asesinar dos veces en un mismo día. ¿Podemos tomar esto como un récord? —se burla Jimin, con una sonrisa divertida.

Niego con una sonrisa despreocupada y suspiro. Me liberé una situación bastante compleja, ni siquiera me dió tiempo a poder responder las preguntas que me estaba haciendo. ¡Solo tuve que huir de él!

—Nah, he logrado que me corra de la casa al menos tres veces en un solo día. Esto no es nada. —Finjo resignación y añado con un toque de tristeza fingida—: Mi rival se está volviendo viejito.

Debo admitirlo: en este momento de mi vida me siento frustrado, profundamente frustrado, por no haberme dado cuenta antes de que Jimin es el amor de mi vida. No puedo evitar pensar en todas las veces que pude haber actuado de manera distinta, en todas las oportunidades que tuve para enamorarlo perdidamente y hacerlo mío. Ocasiones no me faltaban, eso es seguro. La mayor parte de mi vida he estado a su lado; hubiese sido tan sencillo... Pero acá estoy, lamentándome por no haber visto lo que siempre estuvo frente a mí.

Chasqueo la lengua y al instante Jimin levanta la vista y me observa, muy atento.

—¿En qué piensas tanto? —me pregunta, con curiosidad y ternura—. Sé que tus peleas con Mingyu son tu forma de subirte el ego, pero ¿no crees que ya es mejor ignorarlo?

Me separo un poco de su pecho para que pueda ver bien mi rostro, y sin dudar un segundo, contesto:

—No.

Jimin se ríe.

—De acuerdo, sigue peleando todo lo que quieras —responde Jimin con una leve sonrisa, aunque suspira—. Pero no te lamentes por cómo se dieron las cosas. Es verdad que a ambos nos hubiese gustado que fuera distinto, pero ya no pensemos más en ello.

Suena tan sencillo cuando él lo dice, como si solo se tratara de apagar un interruptor en mi cabeza. ¡Pero no es así de fácil! Mi cabeza toma el control por su cuenta, repasando todas esas cosas que cambiaría si pudiera, las decisiones que corregiría y las palabras que me atrevería a decir.

¡Me tendría que haber disfrazado de Gojo! ¡Maldita sea!  

—Es que haría muchas cosas diferentes —le respondo con sinceridad, mirándolo a los ojos—. ¿Te acuerdas de esa fiesta de Halloween? Esa en la que al final no me disfracé de Gojo por un berrinche de Mingyu.