Sonrisas de verdad

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POV Rebecca

- Nam, te lo repito por vigésimo cuarta vez, no quiero que me presentes a tu amiga Lorena...-

- Lucía, joder, te lo he dicho ya tres veces.-

Llevaba manteniendo esa conversación con ella dos días, pero a ella no parecía entrarle en la cabeza que yo no estaba interesada en conocer a nadie.

- Lucía, Lorena, Paulina, quien sea. De verdad Nam, que no es un buen momento para eso.- Ella no se rendía. Llevaba los últimos 15 minutos relatándome las virtudes de su amiga Lorena, o Lucía, o como fuese. Me contó que tenía un trabajo de puta madre en un banco bastante importante, y que ni siquiera tenía hipoteca porque el piso en el que vivía lo había heredado de un tío que se lo había dejado en herencia hacía nosecuantos años. A mi no me podía interesar menos la muerte del tío de esa chica. No me interesaba lo increíble que fuese su trabajo. No me interesaba nada de ninguna otra chica que no fuese Freen.

-¿Te he dicho ya que es super amante de los animales? Trabaja algunos fines de semana en una protectora de animales, y...-

-Nam. En serio. Si no paras de hablarme de esa tía me voy a tirar por el hueco del ascensor. No-estoy-interesada.- Acompañé mis palabras con unos movimientos de brazos bastantes expresivos. Nam me miró una vez más, y bufó ante la mueca de obstinación que se dibujaba en mi rostro. Apoyó los codos en su escritorio y después apoyó su cara sobre las manos.

- Eres la mayor cabezota que he tenido la desgracia de conocer en mi puta vida, Rebecca. ¿Cómo te la piensas sacar de la cabeza si no intentas conocer a alguien más? Es que no has escuchado eso de un clavo saca..."

-¿Otro clavo?- La interrumpí terminando su frase.- Wow, ese refrán tiene que ser nuevo, no lo había escuchado nunca. No me vengas con clichés Nam, nos merecemos algo mejor.-

Le había contando mi conversación con Freen. En realidad había tenido que remontarme bastantes semanas atrás, porque no le había hablado de mis últimos avances con ella. Si es que aquellos episodios sin sentido podían considerarse avances. Mirándolo con perspectiva habían sido avances y retrocesos. Menos nuestra última conversación.

Habían pasado tres días desde nuestra conversación en mi casa. Tres días desde que Freen, metida en mi cama a las tantas de la madrugada, me había dejado claro que sólo podíamos ser amigas. Tres días desde que se volvió a dormir acurrucada contra mí, a pesar de que según ella, le era imposible dormir con alguien. Tres días desde que me desperté con su rostro a centímetros...

-¡¡¿VES A LO QUE ME REFIERO?!!- El grito de Nam hizo que varias cabezas se giraran hacia su mesa.

Joder, esta mujer ha debido tragarse un altavoz en algún momento de su vida.

Le hice un sonido para que bajase la voz. No hacía falta que se enterase toda la oficina de la conversación ridícula que estábamos manteniendo.

- Estabas otra vez con la cabeza en las putas nubes Rebecca, pensando en Freen. Y no me digas que no estabas pensando en ella, porque se te pone la misma cara de siempre.-

-¿Qué cara?- Noté como me sonrojaba ligeramente. Me daba vergüenza que Nam se diese cuenta tan fácil de cuándo estaba pensando en ella.

-Pues esa cara que pones cuando la menciono, o cuando la ves andando por aquí, o cada 10 minutos, que viene a ser el máximo tiempo que eres capaz de estar sin pensar en ella. Pones una cara que me dan ganas de aporrearte con la grapadora.- Cogió la grapadora, como para demostrar que de verdad quería darme con ella. Yo no la culpaba. A veces también sentía unos deseos incontrolables de atizarme a mi misma con algún objeto contundente.

Mírame | FreenBecky (adap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora