No cierres los ojos

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POV Rebecca

Apoyé la cadera contra la fotocopiadora mientras que sostenía el móvil entre mis manos. Freen me acababa de escribir que odiaba estar lejos de mí. Solamente había ido a buscar café para las dos hacía un par de minutos, y me escribía aquella monada. Sentí que las comisuras de los labios me dolían de la sonrisa de estúpida que aquello me provocó.

La verdad era que en los últimos días Freen solamente me hacía sonreír. Y reirme a carcajadas. Y desear arrancarle la ropa con los dientes. Pero eso último aún era un tema algo complicado y ni siquiera me había atrevido a intentarlo. De todos modos, yo no tenía ninguna prisa porque ya la tenía a ella.

Estaba escribiéndole que arrastrase su culo hasta mi oficina inmediatamente cuando escuché que la puerta se abría. Pero no era Freen la que lo hacía, sino Amanda, aquella chica que me había abordado en la cafetería hacía días. Dejé el mensaje sin enviar, por la sorpresa que me provocó verla allí con una sonrisa de lo más seductora. -¿Se puede?- Dijo aquello, pero ya había entrado cerrando la puerta tras ella. Se apoyó contra esta con delicadeza y se cruzó de brazos. Yo no pude evitar sonreír, porque sólo desprendía seguridad en sí misma.

-Ya estás dentro.- Soltó una pequeña carcajada y se irguió para comenzar a andar hacia mí.- ¿Cómo has llegado hasta aquí?- Se detuvo a mi lado, y se apoyó en el otro extremo de la fotocopiadora.

-Con determinación.- Se pasó la mano por el pelo rubio, dejándolo caer después en un movimiento que me pareció tan natural que supe que lo tenía ensayado.- Es que ya no te veo por la cafetería, y quería comprobar si seguías viva.-

Bloqueé el móvil en un acto reflejo, y me crucé de brazos sin dejar de sonreír.

-¿Te parece que estoy muerta?- No pretendí ser deliberadamente coqueta, pero parece que lo fui, porque Amanda dió un paso más hacia mí.

-Te veo muy viva. Aunque podrías ser un zombi.- Se llevó el dedo índice a la barbilla con gesto pensativo.- De todas maneras estás muy buena, viva o muerta.- Volví a reírme con ganas y ese gesto pareció terminar de animarla, porque estiró una mano y la posó sobre mi brazo.- ¿Me dejas que te invite a un café?-

Mi mente ya estaba fabricando una explicación para rechazarla de una forma cortés, cuando escuché un carraspeo demasiado fuerte como para ser real. Levanté la vista y me encontré a Freen en el marco de la puerta, sosteniendo dos cafés.

Tenía las cejas ligeramente elevadas, con una expresión interrogante que contrastaba de manera bastante cómica con la enorme sonrisa que plantó en sus labios. Pero era tan de mentira que tuve que aguantarme las ganas de tirarme al suelo de la risa. No lo hice porque ya la conocía lo suficiente como para saber que probablemente me patearía una vez que estuviese allí.

-¿Hola?- No me miraba a mí, sino a Amanda, que también se había girado para mirar a nuestra nueva acompañante.

-Hola.- Le devolvió una sonrisa tan poco auténtica como la que le dedicaba Freen, y decidí intervenir antes de que las cosas se pusieran demasiado tensas.

-Ella es Amanda, la chica de la que te hablé...-

-Ya- Freen no me dejó terminar la frase, y tampoco me miró. Seguía con los ojos clavados en ella, pero sin perder la sonrisa.

Carraspeé sintiéndome ligeramente incómoda, a pesar de que sabía que no había hecho nada malo y di un pequeño paso para alejarme de Amanda. No me había dado cuenta de que estábamos tan cerca.

-Tenemos mucho trabajo, lo siento.- Me dirigí a aquella chica con una sonrisa de disculpa en los labios que rogué que supiese interpretar. Y vi que lo hacía.

Mírame | FreenBecky (adap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora