Las puertas del salón se abrieron y vi a Irina entrar con una enorme sonrisa. El mundo a mi alrededor desapareció, mi mirada siguió cada uno de sus pasos elegantes en aquel vestido de alta costura, que al final parecía haber sido diseñado especialmente para su cuerpo, era como una segunda piel.
Caminó entre las personas, llegó ante mí y sus ojos se encontraron con los míos. Mi corazón latió con fuerza, no comprendía por qué me sentía de esa manera al tenerla delante.
—Buenas noches —saludó.
No fue hasta ese entonces que regresé a la realidad en la que no estábamos solos, sino que a mi lado estaba parado Fyodor. El miró a Irina con un brillo especial en sus ojos, no me gustó nada en la manera que la estaba mirando, ese aire de superioridad.
Fyodor es cercano a Diana, siempre sentí que estaba enamorado de esa mujer, pero no tuvo la posición suficiente para quedarse con ella. El negocio funciona de esta manera desde que uno tiene memoria, se tienen que formar alianzas fuertes para que la familia tenga raíces solidas y en un futuro no desaparecer.
Mi familia es reconocida en todo Rusia y es recordada, aunque no lo sea de la mejor manera, podemos sentirnos orgullosos. Gracias a esas alianzas que han perdurado en el tiempo, todos los que han intentado interponerse en nuestros deseos no han logrado hacerlo. Mi padre siempre había sido claro, nosotros debíamos de demostrar nuestro poder e imponer respeto para que todo continuara de la manera que siempre había sido, flaquear sería una manera de demostrar no estar a la altura de el apellido de la familia.
Cuando era joven e inexperto, mi padre me hizo comprender de la peor manera lo cruel que puede ser este mundo y que cuando naces en él, no tienes derecho de elegir con quién estar. Fyodor al parecer aunque tuvo que aprenderlo a su modo, no se había conformado con ello y en una ocasión tuvimos una confrontación poco amistosa.
Le observé la mano, la cicatriz seguía allí y luego volví mi mirada a Irina. Sabía que él no diría nada que no fuera apropiado, o al menos esperaba que no lo hiciera, porque esa vez todo se salió de mis manos.
En ese entonces Fyodor se sentía superior a cualquier persona, Diana y yo apenas nos habíamos casado. La idea de ir juntos a este tipo de fiestas resultaba bueno para la imagen de una familia sólida y yo necesitaba dar esa imagen.
En mi opinión sus heridas estaban demasiado recientes y me hubiera gustado dejar pasar por alto la situación, pero se había sobrepasado en frente a un grupo de personas. La fiesta en esa ocasión se celebró en un restaurante chino, estábamos divididos por mesas y no sabía exactamente por qué él se sentó en la mía.
No hasta que empezó a beber y su boca se abrió para decirme que no me perdonaría si comenzaba a salir con otras mujeres, porque Diana pertenecía a una gran familia. Una mujer como ella no debía de pasar por tales humillaciones y si le hacía pasarlas tendría que darle explicaciones a él al respecto.
En ese entonces todas las miradas cayeron sobre mí y puse la mano de Fyodor sobre el asador de carne en el centro de la mesa. No me detuve a pesar de sus gritos desgarradores hasta que sentí el olor de su carne coserse.
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La pequeña obsesión del Ruso
RomanceIrina Karpova nunca pensó que su talento para el violín la llevaría a cruzarse con Nikolai Volkov. Un millonario ruso con un pasado misterioso, que desde el primer momento crea una gran curiosidad en Irina. Ambos se encuentran en una gala benéfica y...