Capítulo 14 Juegos peligrosos

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Subí a la sala vip, la música estaba sonando suave allí, aunque en la zona de abajo apenas si se lograba escuchar cuando venían a hablarte al oído. Era por eso que no me gustaba mucho venir al club antes de saber que aquí estaba Irina.


Me senté en el sofá de cuero, le ordené a uno de los meseros con una señal que viniera y le pedí que me trajera un trago. Sabía que era muy pronto para comenzar a beber, pero necesitaba relajarme, últimamente me era imposible quitarme la tensión de encima.


Llegaron algunos invitados, había pedido que enviaran invitación a otros socios y a algunas personas importantes que podían darle un aura interesante a la noche. Quería que Dimitri se la pasara bien y también cerrar algunos tratos, tenía en mente buenos negocios para ambos.


Lo vi entrar, estrechamos manos y se sentó a mi lado, aunque estaba allí escuchando cuanto le gustaba el club, mi mente no dejaba de pensar en Irina. Quería verle ya, necesitaba verla, sentir el aroma de su perfume y observar su sonrisa.


—¿Me estás escuchando? —pregunta Dimitri trayéndome de regreso a la realidad—. Joder, parece que eres un hombre que te distraes con cualquier cosa.


Se carcajeó, agradecía que se lo tomara con humor. En general Dimitri se me hacía un hombre que se lo tomaba todo con calma, algo ventajoso a la hora de hacer negocios, ya que dos personas de carácter explosivo en un mismo sitio no podría ir bien.


—Te decía, pienso en que sería buena idea llevar un cargamento, uno de los grandes —me comenzó a explicar nuevamente—. Me enteré por Lao que al parecer están planeando apoderase de un territorio y es un plan grande, van a derrocar a una de las familias más poderosas, será una masacre. Él me ofreció una buena paga por el armamento y bueno, pensé en ti.


Estaba a punto de responderle cuando la puerta principal se abrió, vi entrar a Irina, con un vestido plata. El escote pronunciado y la espalda al descubierto, por mi cuerpo recorrió un escalofrío.


Me sentía tan sumergido en ella, en el mover de su cuerpo, que por poco no me daba cuenta de que a su lado venía caminando la rubia, la misma mujer que me había ayudado a saber donde encontrarla antes. Le debía algo a esa mujer, es probable que sin ella podría haberla encontrado, pero de todos modos estuvo dispuesta a hacerme la vida un poco más sencilla.


—Bienvenidas —dije con la voz ronca y me apresuré a ponerme de pie para tomar la mano de Irina que no borraba esa hermosa sonrisa de su rostro—. Te ves encantadora.


Sus mejillas tomaron un poco de color y soltó una leve risa ante mi comentario, sus labios se acercaron a mi oído, sentí el calor recorrer mi cuerpo, me sentía nervioso nuevamente.


—Cuando terminemos esto vamos a festejar juntos —susurró dejando una leve mordida.


Ahogué un gruñido en mi garganta, traté de alejarme un poco de ella para mantener la compostura y no llevármela de allí a otro sitio.


—¿Cómo está Dimitri? —preguntó Irina extendiendo su mano.


Dimitri le dejó un pequeño beso en su mano con una media sonrisa, no me gustó la manera en la que la observaba, pero traté de controlarme, no quería que el inicio de nuestra sociedad se viera afectada. Pero cualquier cosa que tuviera relación con Irina me molestaba, no quería ver a otros hombres tocarle, ni siquiera mirarla con deseo.

La pequeña obsesión del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora