¿En qué momento había ocurrido esto? Miré la sonrisa de la pequeña a mi lado, me enseñó la tableta que sostenía en las manos con una enorme sonrisa y no pude evitar devolverle la sonrisa.
—Mira Nikolai, hice este dibujo —murmuró mirando a Irina que estaba sentada junto a la ventana dejando que el leve sol de aquel día nublado le diera en el rostro—. Eres tú, mi hermana y yo, no se lo digas, no le cuentes que los he dibujado de la mano.
Solté una pequeña risa y le pasé un brazo por los hombros para tomar la tableta junto a sus manos, observé el dibujo con detenimiento. Mi sonrisa duró poco, me di cuenta de que en este tiempo la situación se me había ido de las manos, sin darme cuenta desde que vi a Irina romperse estuve acompañándola a diario a ver a esa pequeña niña sin saber lo que implicaba.
Ahora que estaba viendo ese dibujo que hizo comprendía que para ella significaba algo, el verme junto a su hermana, diario, el ver los detalles, instantes, para ella estaba significando la estabilidad de una familia. Era una estabilidad que no podía darle, no, porque al final yo tenía un compromiso, una razón por la cual jamás podría tener algo más allá con Irina.
Ella me observaba, con un gesto confundido, como si no comprendiera por qué había borrado mi sonrisa y tuve que forzarme a volver a sonreír.
—Nikolai, el doctor dijo que falta poco tiempo para que pueda regresar a casa y que luego podré visitar el hospital de vez en cuando —levantó sus pequeñas manos—. ¿Podrás llevarme al parque? Quiero volver a jugar con otros niños, quiero también regresar a la escuela y quiero tener al fin mi propia habitación.
—Yulia... —dijo Irina desde el otro lado de la sala con un libro entre sus dedos levantando la vista—. Deja de agobiar a preguntas a Nikolai, tiene mucho más que hacer, no puede ocuparse de estar todo el día jugando contigo, además, tendrás que cuidarte, no podrás estar corriendo por todas partes.
Se lo recordó como si ella no fuera consciente de ello, me dio una punzada en el corazón cuando la observé bajar la mirada y un suspiro salió de sus labios. La comprendía, solamente quería llevar una vida normal y el impulso de querer darle aquello me hizo abrir los labios.
—Iremos al parque —susurré—. También tendrás una habitación de princesa... Sh no digas nada.
Vi su rostro iluminarse y se pasó los dedos por los labios como si se la estuviese cerrando para siempre. Yo sonreí genuinamente, Irina por supuesto que me fulminó con la mirada, pero yo me encogí de hombros.
Esa noche tendría que emprender un viaje, los negocios con Dimitri iban cada vez a mejor y aunque quería quedarme, tenía que cuidar mi posición, de lo contrario en algún momento alguien amenazaría con sacarme del camino.
Me quedé pensando en la tarde anterior, cuando me había reunido con Dimitri, que había utilizado nuestra reunión como una gran excusa para pasarse por el club, al parecer Irina había sido un buen cupido y ahora estaba saliendo con la rubia cada vez que venía al país.
Se había sentado con ella sobre las piernas, tenía su usual gesto de que quería follarla allí mismo, pero para mí aquello no era nada nuevo.
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La pequeña obsesión del Ruso
RomanceIrina Karpova nunca pensó que su talento para el violín la llevaría a cruzarse con Nikolai Volkov. Un millonario ruso con un pasado misterioso, que desde el primer momento crea una gran curiosidad en Irina. Ambos se encuentran en una gala benéfica y...