Falso Seductor (John Newman) [Terminada]

Capítulo 8

MARATÓN (1/3)

Pasé casi toda la velada junto a Steven. Observándolo detalladamente tenía unos ojos color azul claro, era pelirojo y media alrededor de un metro ochenta. Platicamos sobre cosas sin importancia al principio, pero conforme pasaba el tiempo nos abríamos un poco más.

—¿Los dueños del lugar son tus tíos?
—Así es, estaré en la ciudad unos meses y me estoy quedando con ellos mientras tanto.
—Entonces no eres de aquí, si no es indiscreción, ¿De dónde eres?
—Soy de Canadá.
—Oh.
—Anne, tal vez esto suene un poco atrevido ya que apenas nos conocemos pero ¿aceptarías ir a cenar conmigo mañana?

Su forma tan linda de hablar fue la que hizo que aceptara sin dudar.

—Por supuesto ¿a las nueve te parece bien?
—Magnífica hora. Estaré puntual.

Después de darle mi dirección y mi número fui en busca de mi padre. Lo encontré junto a la barra del bar y en cuanto me vio suspiró aliviado.

—Que bueno que apareces, te eh buscado por todas partes, es hora de irnos.

El Miércoles John no se presentó pero la verdad no me importó en lo más minino.

—Anne, ¿hoy nos acompañarás a la hora de la comida?
—Lo siento Madi pero iré con alguien.
—Pero si John no...

No deje que terminara la frase ya que la estaba matando con la mirada.

—No se que te haga creer que iría con un idiota como él. Iré al parque que está cerca de aquí ya que me reuniré con una señora a la que conocí hace poco. Es más, ¿no les gustaría venir? Compramos algo por ahí y ya en el parque nos sentamos en alguna de las mesitas que hay.
—Por mi encantada, les preguntare a Diana y Keyla.
—Genial, si deciden ir me mandas un mensaje para esperarlas.

Recibí el mensaje diez minutos después, como dije las esperé y juntas nos dirigimos al centro comercial por algo ligero para poder comer en el parque. Salimos con algunos emparedados y fuimos en busca de Julia. Por más de treinta minutos la estuvismos esperando pero no llego, recordé que tenía su dirección y fuimos a buscarla, me estaba empezando a preocupar.
Al llegar a su casa toqué y me abrió una joven de alrededor de veinte años, al instante pensé que era su hija pero recordé que ella llegaba hasta el Viernes.

—Buenas tardes, ¿se encuentra la señora Julia?
—Permitame un momento.

La chica subió las escaleras y después de un rato bajo.

—Adelante por favor, mi nombre es Amanda Smith, soy vecina de Julia.
—Mucho gusto, soy Anne Clarkson una amiga de Julia, ellas son Diana Parker, Keyla Edwards y Madison Johnson.
—El gusto es mío, Julia se encuentra en la segunda habitación subiendo las escaleras.
—Muchas gracias.

Subí lo más rápido que pude las escaleras y asome la cabeza por la puerta de la habitación que estaba entre abierta.

—Hola —Dije temerosa. Julia estaba recostada en su cama.
—Anne, querida. Pasa.
—Julia, una amigas vienen conmigo, esperó que no te molesto.
—Por supuesto que no, has que pasen. —Les hice una señal a las chicas y pasaron tímidamente.
—Ellas son Diana, Keyla y Madison.
—Pero si todas son preciosas.

Las tres se sonrojaron y rieron. A pesar de estar en un estado así Julia siempre era alegre y risueña.

—¿Estas bien?
—Ahh, eso quisiera pero al parecer tengo un resfriado. No es nada grave pero el pesado de mi esposo me ha obligado a quedarme en cada. Perdoname si te eh dejado esperando en el parque.
—No te preocupes Julia, es mejor que guardes reposo.
—No sabes cuanto odio estar encerrada.
—Vamos a hacer una cosa. Para que no te sientas así le pediré unos días a mi padre y vendré a hacerte compañía.
—Eso si no mi niña. Necesitas trabajar y...
—Solo será en lo que te recuperas, además ya tiene más de un año que mi padre no me da vacaciones, me las merezco.
—Esta bien, estaré encantada de tenerte por aquí.
—Genial, ahora que te parece si conversamos un poco...

Diana, Keyla y Madi parecieron llevarse muy bien con Julia, si papá me daba el permiso para poder cuidarla, ellas irían todos los días con nosotras.

—Padre, no crees que merezco unas vacaciones.
—¿Pero que dices? Ahora más que nunca la empresa se encuentra llena de compromisos y me pides vacaciones. Además Newman me las pidió antes.
—Pero... Él solo lleva unas cuantas semanas trabajando y yo tengo más de un año sin tener algunos días libres.
—John tiene problemas y tu solo piensas en holgazanear.
—Claro que no, te eh pedido los días para cuidar a alguien...
—¿A quién?
—A una señora que es amiga mía, se encuentra en su casa enferma y me gustaría poder ayudarla.
—¿Por qué no la conozco?
—Porque apenas la estoy conociendo yo.
—Además de todo ni siquiera la conoces bien.
—Pero ha hecho algo que tu no.
—¿A sí? ¿Qué?
—Apoyarme cuando lo necesitaba. Así que no esperes que venga y si me despides no hay problema, ya sabré arreglarmelas.
—Anne no te atrevas...
—Muy tarde padre, mi decisión está tomada.

Salí de su oficina, me dirigí a mi escritorio por mi bolso y fui a casa.
Empecé buscando un vestido lo más elegante posible ya que viendo a Steven supuse que me llevaría a algún lugar demasiado ostentoso. La idea no me agradaba demasiado pero solo pensar en aquel chico pelirrojo hizo que me importara poco a donde iríamos.
Encontré un vestido plateado largo y demasiado elegante, lo combiné con unos unos zapatos de no más de cinco centímetro de tacón y dejé mi pelo suelto muy bien alasiado.
A las ocho cincuenta ya estaba lista, tomé mi bolso y bajé a esperar a Steven.
Sonó el timbre y me apresuré a abrir la puerta y lo vi deslumbrante. Llevaba un traje a la medida con combata a juego y su pelo estaba algo alborotado.

—Anne estas radiante. Te vez simplemente hermosa —Su comentario hizo que me sonrojada y soltara una risa nerviosa.
—Muchas gracias, tu también te vez espectacular —Fue lo único que pude decir.
—¿Nos vamos? —Dijo tendiendome su mano.
—Por supuesto —Tomé su mano y nos dirigimos a su auto.

Durante el trayecto estuvimos callados. Llegando al restaurante y fue lo que me imaginé, todavía más lujoso que el de sus tíos. Un mesero nos indico que mesa nos tocaba y Steven me ayudo a tomar asiento. Justo antes de que el también se sentara pude ver a lo lejos a alguien que se me hacia conocido.

—No puede ser...