Falso Seductor (John Newman) [Terminada]

Capítulo 34 (Final)

Entramos en el departamento y me sorprendí un poco al encontrarme con un espacio pequeño pero muy bien amueblado. Sus ventanales ocupaban la mitad de la pared y se tenía una vista muy hermosa de la ciudad.

-Es muy lindo -Dije distraída mientras seguía observando el lugar a detalle.
-Gracias -Puso su abrigo en un pequeño perchero detrás de la puerta.

Me adentré un poco más y pude ver su cocina. En ella una pequeña mesa para tres o cuatro personas se hacía notar.
Todo el departamento era sencillo pero sofisticado. La lluvia aún caía fuertemente, John encendió el televisor y se sentó en el pequeño sofá delante de él.

-Ven -Extendió su mano e hizo una señal para que me uniera.

Lo hice y me acomode a su lado. En menos de cinco minutos caí en un sueño profundo.

Desperté sobresaltada y sentí una presión sobre mi abdomen. Era John quien dormía plácidamente a mi lado mientras me abrazaba, era la escena más tierna que había visto. Estábamos en lo que imaginaba que era su habitación, revisé mi teléfono que yacía a mi lado y eran las cinco de la mañana.
Volví a recostarme de frente a Newman.

-Eres lo mejor que me ha pasado, ¿por qué me es tan fácil decidir que hacer? -Susurré.

Las lágrimas aparecieron y me levante de la cama sin despertar a John. Busqué con la mirada la puerta donde podría ser el baño pero no la encontré. Salí de la habitación y lo encontré en el pasillo.
Entré sin hacer mucho ruido, mojé un poco mi cara con agua fria y me vi en el espejo.

-Si John no hubiera acabado con su carrera no lo hubiera conocido. Pero ahora que va a regresar ¿que pasará con nosotros? No creo que nuestras carreras nos den tiempo de estar juntos.

La decisión se hacía cada vez más difícil conforme nos acercábamos al día de decirla. Me senté en el borde de la tina y noté que no llevaba puesta mi ropa si no una camisa de John que me llegaba a mitad del muslo.

-¿Pero como...?

"Seguro fue él, tonta"

Mi subconsciente volvía a molestar. Puse mis manos en la cara, pero unos pequeños toques en la puerta hicieron que me sobresaltara.

-¿Anne? ¿Esta todo bien? -La voz de John estaba adormilada.
-Si -Dije levantándome-. Ahora salgo.

Sequé mi rostro, que aún seguía un poco húmedo, y salí del cuarto. John tenía los ojos entrecerrados y el pelo alborotado. ¡Se veía jodidamente sexy!

-¿Qué es lo que pasa? -Me tomó por los hombros y me miro directamente a los ojos-. Desde anoche te vez cabizbaja.
-No hace falta que lo diga -Mi voz era débil.

Agache la mirada y comencé a caminar en dirección a la habitación de John. Sentí como me seguía pero pase de ello. Me acosté en la cama y miré a la nada. John también se había acostado, se acomodó muy cerca de mí y me abrazo hasta quedar pegado a mi espalda. No dijo nada y lo agradecí. Después de un rato me volví a dormir.

-Despierta preciosa -Dijo John muy cerca de mi oído.
-No -Hice puchero de niña aún con los ojos cerrados-. Es muy temprano.
-Son las doce.

Como si un resorte me impulsara, me levanté.

-¡Dios! ¡Es demasiado tarde! ¿Por qué no me hablaste antes?
-Te veías tan linda durmiendo y no quise arruinar esa bella escena.

Sentí como me ruborizaba.