(13) Cuando la luz se va. Juntos. Vacíos.

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[Advertencia: Este capítulo contiene temas delicados].

A Lust no le gustaba recordar su pasado.

Antes, cuando era un poco más joven, sentía que podía obtenerlo todo. Era hermoso, carismático e inteligente, tenía un buen trabajo y una vida feliz. Podía salir con quien quisiera, tener una noche divertida y después botarlos. Eso no era un problema para él.

Hasta que lo conoció. El hospital iba tan bien como cualquier otro y el director decidió retirarse, ya que era un humano demasiado viejo. Entonces fue reemplazado por un monstruo, o más específicamente, un esqueleto. Era un científico increíble, con dos doctorados y una carrera en medicina que cualquiera envidiaría.

Lust lo había mirado y sintió... pasión. Una clase de poder, de necesidad creciendo desde su alma.

Fresh era un poco extraño, como podía serlo cualquiera que fuera demasiado inteligente para tener una posición de poder siendo tan joven, pero eso no le importo a Lust. A él le atraía otra cosa, y no se referiría a esa estupidez como los sentimientos, no, había algo raro en Fresh y Lust lo quería.

Quería tener a ese tipo para él.

Comenzó a coquetearle descaradamente, se le acercaba demasiado, lo tocaba. Fresh no reaccionó, pero tampoco lo alejo, hasta que estuvieron solos una noche, en una habitación para personal vacía dentro del hospital.

—Estoy casado, ¿sabe? —dijo Fresh, como si eso significara algo, pero su tono de voz no salió como una advertencia. En realidad, parecía divertido.

—Buh —soltó Lust, demasiado bueno leyendo el ambiente—. Si no me diera cuenta de cómo me mira cuando piensa que no lo veo, diría que eso nos detendría...

Fresh sonrió debajo de esos gruesos lentes que siempre usaba. Uno podría pensar que era ridículo usarlos dentro de un edificio al que no entraba la luz del sol, pero Lust lo dejo pasar como otra rareza más de ese fascinante médico.

—Es usted muy decidido, Lust.

—Mh, si, así soy yo.

Fresh se había acercado a él hasta acorralarlo contra la pared. Lust sintió una presión en su pelvis, sintió peligro, pero en vez de correr, movió sus brazos detrás de su espalda y puso seguro a la puerta.

Acercaron sus cráneos y entonces...

Algunos dirían que Lust se merecía lo que le paso a semanas después, cuando llego el primer golpe.

Lust tenía sus cuencas muy abiertas mientras sujetaba su mejilla enrojecida. Fresh lo miraba seriamente desde su posición, siendo más alto que Lust. Ambos estaban en la privacidad de la oficina del director del hospital, donde Lust pasaba demasiado tiempo. Los chismes se habían extendido como un incendió en una pradera seca.

—¿Has estado hablando, Lust? —la voz de Fresh tenía un claro tono amenazante. Lust negó.

—No he dicho nada. Esto es un maldito hospital, los chimes se extienden como las enfermedades —Lust tenía el ceño fruncido. —Si no querías que se enteraran de nosotros, debiste invitarme menos a tu oficina para follarme en tu escritorio. ¿Qué te parece pagar un maldito motel?

Fresh fue abandonando su aura dominante hasta volverse ese medico tranquilo y agradable que todos conocían. Trato de acercar su mano a la mejilla de Lust, pero este se alejó como si su tacto quemara. Fresh se rindió rápidamente y bajo su mano.

—Tenemos que ser más cuidadosos.

Al día siguiente le trajo a Lust el anillo más caro y hermoso que el joven esqueleto hubiera visto, acompañado de un hermoso ramo de flores y chocolates. Con todo el ahorro de su salario durante un año no podría comprar algo así. Entonces Lust lo perdono, porque Fresh solo había perdido los estribos, ¿no es así? Era un médico tan inteligente y reconocido, además, cosas así no le pasarían a alguien como Lust. No quería estar exagerando, ¡y la marca ya se había borrado!

Nuestro Extraño DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora