(14) Tres. Tristes. Tigres

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El primer golpe fue un puñetazo en su cráneo. Entonces Lust entendió, mientras sentía el sabor de su sangre en su boca, que no les importaba ocultar las marcas, como alguna vez le importo a su ex.

No tenía sentido resistirse, no tenía sentido gritar. Nadie vendría.

El siguiente puñetazo lo lanzó al suelo, causando un grotesco sonido cuando sus huesos chocaron contra el duro y frio azulejo. Lust no intento levantarse. El suelo helado alivio un poco del dolor que recorría todo su cráneo y su cuerpo. El dolor de su costilla rota estaba en segundo plano.

Lamentablemente el guardia lo tomo de su uniforme y lo levanto, viéndolo a la cara. Lust lo miró muy apenas. El monstruo estaba sonriendo con satisfacción.

Alcanzó a ver a Red, que revisaba las puntas de sus falanges con desinterés.

—Es una pena que no podamos llevar esto más lejos, lindura —gruñó el monstruo de apariencia canina. —Me encantaría destrozarte.

Lust sabía que sí. Ya lo estaba haciendo.

Fue lanzado al suelo y una patada aterrizo en sus costillas. Termino escupiendo la sangre que se acumulaba en su boca. El dolor era tal que todo su cuerpo se sentía entumecido. Un montón de lágrimas empañaron su visión.

—Bien, suficiente —escucho decir a Red.

Entre su visión borrosa pudo ver los pies de Red acercarse a él. Alguien le acarició la mejilla entonces, llevándose sus lágrimas. Le sujetaron de la barbilla y lo obligaron a mirar hacia arriba. El cuello de Lust crujió.

Red lo miraba con ojos fríos, carente de cualquier empatía. Estaba decidido, pensaba que Lust se lo merecía y lo estaba disfrutando. A Lust le estaba costando mucho respirar, por suerte no tenía pulmones porque seguramente habrían sido apuñalados por sus costillas.

—Esto es solo el comienzo, querido. Cuando comiencen los experimentos, déjame decirte que extrañaras las palizas. Cuando por fin seas un paciente oficial... —Red sonreía mientras le contaba su destino, saboreando su dolor. —Atravesaran tu alma. Te convertirás en otro caso exitoso del doctor Gaster y ayudaras a recupera parte de la reputación que perdió por tu culpa.

Red soltó su cráneo y este reboto contra el suelo. Aunque Lust quisiera, que no era el caso, ya no le quedaban fuerzas para moverse.

—Descansa —se despidió Red.

Su ex compañero y el guardia lo dejaron solo. Lust ni siquiera trato de acomodarse en el suelo. Solo resultaría en algo peor.

Las luces de su celda se apagaron y las del pasillo comenzaron a parpadear. Lust sintió tanto frio, mientras veía su aliento transformarse en vapor.

Ya poco le importaba que estaba sucediendo. Cerro sus ojos y quedo inconsciente.

(...)

Despertó con un dolor que atravesaba todo su cuerpo. Le dolían hasta los dedos de los pies, aunque recordaba que no lo habían golpeado ahí, pero que más daba.

La sangre seca cubría su barbilla, podría sentirla. También había manchado parte de su uniforme y el suelo.

Se preguntaba si Ink vendría a verlo de nuevo esta mañana, o si enviarían a alguien más. Quizás lo dejarían solo, ya enterados de lo que hizo Red.

Lust volvió a perderse en su conciencia, demasiado cansado para intentar algo.

(...)

Por favor, eres nuestra única oportunidad.

Si te rindes, quedaremos solos. De nuevo.

¿Nos abandonaras? ¿Cómo todos lo han hecho?

Nuestro Extraño DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora