(5) Paciente K. Sueños. Caramelos

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Al día siguiente Lust se despertó con algo que no había sentido en mucho tiempo, una terrible resaca.

Geno y Reaper le sonrieron de manera similar cuando bajo a desayunar.

—¿Qué tal dormiste? —preguntó Geno, sorbiendo un poco de su café. Reaper sirvió otro para Lust y este lo agradeció.

—Bien, gracias —bebió el líquido oscuro y sintió que la vida regresaba a sus huesos. Noto que reaper era el único sin uniforme—. Reaper, ¿no vas al trabajo?

—No me toca hoy —dijo—. No trabajo en el psiquiátrico como tú y Geno, solo presto servicios para el transporte y cuidado de los difuntos cuando se necesita, no como un forense, sino más como un... ¿Guardian? Me alegra no trabajar directamente en ese lugar.

—Calla, yo estoy allí —se quejó Geno.

—Y por eso acepté este trabajo, para verte más, amorcito.

Eran tan melosos. Lust se dedicó a beber su café mientras escuchaba los diversos "clank" de los huesos siendo besados y tocados. Presumidos.

Pero era agradable ver que el amor no era toxico para todos.

Gracias a que fue en el auto de Geno pudo irse al trabajo menos temprano de lo normal, descansando un poco. Su viaje estuvo tranquilo hasta que llegaron al hospital.

La entrada estaba llena de vehículos y reporteros que tenían un caos impresionante, sosteniendo cámaras y micrófonos, apuntándolos a cualquiera que se atreviera a acercarse. Geno tuvo que dejar su auto un poco lejos y atravesar con Lust la marea de gente. Para su suerte al primer guardia que se encontraron era Cross, quien les sonrió y los ayudo a salir de allí rápidamente hasta el edificio principal.

—¿Qué está pasando? —preguntaron Lust y Geno al unisonó.

—Llego un nuevo paciente de máxima seguridad —respondió Cross—. Le llaman Horror, ¿acaso no vieron las noticias? Estuvieron toda la noche hablando de esto en la tele.

—Estábamos ocupados —se quejó Geno—. ¿Quién es "Horror"?

—El caníbal, ¿realmente no lo sabes? Su nombre lleva meses en los periódicos y ayer fue... Ahí lo traen.

Lust creyó haber leído de esto, pero ya no importaba. Su mirada fue hacia la entrada principal. Un montón de guardias llevaban a un esqueleto enorme, quizás de 2 metros de alto, encadenado de pies y manos, con una máscara sobre su boca.

Lo más increíble, además de su altura, era ver la cicatriz en su cráneo, como si algo lo hubiera atravesado de allí hasta su cuenca vacía, pero si fue así, ¿cómo siquiera estaba vivo?

Era imposible dejar de mirarlo.

Incluso superaba a los guardias en tamaño, parecía que de un tirón podría liberarse de todos ellos, romper sus cadenas y huir.

La enorme pupila de su ojo izquierdo, que casi cubría toda su cuenca, fue por toda la habitación y se posó en cada monstruo y persona que lo observaba.

Incluido Lust.

Tener su pupila roja sobre él le provoco un intenso escalofrió. Era más poderosa que la mirada de Dust y Nightmare, más que la mirada de aquel chico encerrado, más que la expresión perdida de Error. Le hizo sentir que el suelo temblaba debajo de sus pies y tuvo que apartar la mirada, solo escuchando el tintineo de las cadenas contra el suelo mientras se llevaban al esqueleto al área roja de máxima seguridad.

Durante el resto de la mañana los cotilleos solo eran del nuevo paciente, olvidándose por completo de lo que ocurrió ayer con Lust, Red e Ink, ¿debía de agradecerlo? Probablemente, pero ni siquiera le importaba.

Nuestro Extraño DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora