Final Oculto

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Si tuviera que describir lo horrible que es ser apuñalado en una escala del 0 al 10, diría que es el 11. La forma en que la hoja perfora la carne y rebana los órganos, provocando no sólo un dolor abrasador, sino un escaldado que se asemeja a que te estén inyectando ácido corrosivo, puede volver loco el cerebro de cualquiera.

Sin embargo, al despertar, no sentía ese dolor agonizante y, cuando me llevé la mano al abdomen, no detecté ninguna herida ni sangre seca. Incluso llegué a creer que sólo había tenido una terrible pesadilla y que nada de aquello había sucedido en realidad. Debí de quedarme dormida tan pronto como llegué al cutre hotelito donde me alojaría durante mi estancia en India.

Este pensamiento me trajo un respiro mental, ya que significaba que aún podía reclamar a Hiroki para mí, pero a lo largo de la inspección del entorno, dicho razonamiento fue alejándose al fondo de mi mente.

La habitación en la que me encontraba contrastaba enormemente con la diminuta y mugrienta en la que me había alojado anteriormente. Ésta era espaciosa, con paredes azul claro y suelo enmoquetado, cuyo aspecto visual dejaba claro que su compra no debía de ser barata. En la pared había un televisor delgado de unas 44 pulgadas. Frente a ese televisor se hallaba una cama de matrimonio adosada a la pared. Un armario de madera de agar estaba fijado próximo de la puerta del dormitorio.

Como si el repentino cambio de ambiente no fuera bastante, al desplazar los ojos para abajo, casi di un salto hacia atrás.

Mi cuerpo era semitransparente.

Decidí no intentar engañarme con excusas para tratar de apaciguar mi corazón, la respuesta a mi apuro era sólo una:

Realmente me habían matado aquellos bastardos en el callejón.

No sentí miedo ni pavor por haber dejado de estar viva, la principal reacción fue la confusión por no saber dónde estaba y, sobre todo, la ira y la decepción, que eran las emociones predominantes en mí.

Había fracasado en mi objetivo.

Mierda, mierda, mierda!

No podía clamar a mi querido Hiroki como mi amante! La idea de que perteneciera a esa zorra el resto de su vida era intolerable!

Ese será eternamente mi peor arrepentimiento. Sé que como estoy muerta, tarde o temprano mi espíritu cruzará al paraíso, pero sinceramente, no quiero ir. Qué sentido tiene ascender al paraíso sin el hombre al que amo?

Quiero volver a verlo y, si es posible, llevármelo conmigo!

Dios debería mostrarme bondad! Me di cuenta de mi error al elegir inicialmente a Kokujin y lo corregí alejándome de ese pedazo de mierda cuando comprendí lo mucho que quiero a Hiroki, al contrario de las otras putas que nunca mostraron ningún remordimiento, preocupación o interés por su paradero.

Creo que merezco un final feliz con él, y no con esa maldita de Komachi!

Dame algo, por favor!

Mi petición pareció haber sido concedida por un poder superior, ya que la puerta de la habitación se abrió, dejando pasar a un hombre rubio, de ojos azules y con un físico envidiable.

Este hombre no era otro que el mismísimo Hiroki.

Mi corazón (si es que un fantasma tiene algo así) se hinchó de pura alegría.

No puedo creer que le esté viendo de nuevo. Y por la forma en que varios objetos personales parecen estar esparcidos por la habitación, junto con el hermoso paisaje verde al otro lado de la ventana, que era bastante distinto de lo que vi en India, he llegado a una conclusión. Mi espíritu se ha materializado de algún modo en la casa de Hiroki en Escocia.

Lo que es mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora