Capítulo 4

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Mi vista se nubló a medida que la brillante luz del monitor de la computadora quemaba mi retina, mis dedos recorriendo el teclado implacablemente. Ojeras profundas marcaban la parte inferior de mis ojos. Si mis padres me encontraran en ese estado, se preocuparían mucho, pero eso no me importaba.

''Nao, qué te parece si vamos a tomar un helado mañana después de clase?''

''Quieres ir al parque de atracciones? Sé que te dan miedo las alturas, pero no te preocupes, no tenemos por qué subirnos a montañas rusas ni a otras atracciones extremas, iremos a las que tú desees.''

''Estás guapísima con ese conjunto! Te queda genial!''

Mis oídos llevaban horas escuchando estas mismas palabras. Era incapaz de dejar de hacerlo. Oír estos viejos audios de nuestras conversaciones se había convertido en un ritual diario. Era como si la suave voz del bastardo de mi amorcito de pelo dorado obrara maravillas en mí. Se sentía como un sedante y un motivador a la vez, instándome a continuar mi interminable búsqueda por él en las redes sociales y los periódicos.

4 años.

4 malditos años desde que el se esfumó de mi vida.

Nunca consideré que Hiroki realmente tendría el valor de dejar atrás su antigua vida y no volver jamás. Fue eso una ingenuidad por mi parte?

Cada día que avanzaba, sentía que el dolor y el vacío crecían y me consumían por completo.

Por qué? Por qué no te quedaste, Hiroki? Aunque sufrieras daños emocionales por nuestras manos, aquí al menos podrías estar seguro de tener un hogar en el que vivir, una cama cómoda en la que dormir y buena comida para alimentarte. Podrías haber sido mi precioso perrito, te cuidaría muy bien, te dejaría dormir acurrucado conmigo una vez que Kokujin se hubiera ido después del sexo, podría acariciarte suavemente la cabeza, dejándote sentir mi cuerpo aún caliente y excitado. Si fueras obediente, te chuparía la polla hasta que te corrieras y luego te besaría suavemente antes de irnos a dormir. Sería una novia tan cariñosa contigo. Haría que te olvidaras de tu familia, que parece que ya ni se acuerda de tu existencia, y lograría que volcaras todo tu amor para mi. Tal vez te costaría al principio, pero estoy segura de que te adaptarías rápido.

No era esa una opción mucho mejor que vagar por las calles hasta que encontraras a alguien que te ayudara? Los buenos samaritanos son difíciles de cruzarse, e incluso si por un milagro dieras con uno, no sería mucho más doloroso vivir solo y sin amigos?

Aquí al menos aún me tendrías a mí a tu lado. Soy la única persona que realmente se preocupa por ti, a las demás les importas un carajo. Aunque no pudiera permitir que me cogieras, estaría dispuesta a entregarte mi corazón. Mi amor sería tuyo.

Era demasiado pedir tu comprensión, Hiroki? Es debido a tus acciones que ni siquiera Kokujin puede proporcionarme ningún tipo de satisfacción, ¡deberías responsabilizarte! Mientras las demás siguen locas por su pene, yo me he ido alejando poco a poco, hasta dejar de tener sexo con él por completo.

Al fin y al cabo, no tenía sentido continuar si el placer que me producía el sexo había desaparecido hace mucho.

Inconscientemente, miré a la cama, donde había una enorme almohada. Sujeta a ella tenía un grueso vibrador, mientras que en la parte superior estaba la foto de mi encantador y débil novio.

Mi búsqueda de saciedad sexual me llevó por caminos extraños.

Al principio, cuando dejé de tener intimidad física con Kokujin, empecé a vagabundear por la ciudad, persiguiendo a chicos rubios para divertirme un rato. Pensé que, como eran parecidos a Hiroki, podría volver a experimentar orgasmos con otro ser humano y no sólo por mi misma.

Lo que es mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora