38. ENFRENTAR

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GISELLE

Me veo atemorizada por lo que pasará a continuación.

Estoy en frente del portón de mi casa, había bajado del taxi hace más de cinco minutos y estaba congelada observando la gran puerta eléctrica hecha de acero que dividía mi casa de la calle.

Estaba cansada, creía que después de esto tendría que dormir demasiado para recuperar fuerzas y poder recuperarme mentalmente. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y creía profundamente que estas se irían si lograba resolver todo con mi madre.

Estaba lista, pero al momento de tocar el timbre y dar mi nombre al vigilante, esperaba que mi madre me dejase pasar en cuestión de segundos.

Siendo claro su indecisión al haber pasado varios minutos sin ninguna respuesta, es probable que ya sabía de todo lo que pasó en la universidad y también que el director informó sobre mi huida en un caso tan delicado.

Había llegado demasiado lejos, pero, de cualquier forma, mi punto estaba claro y no tenía porque arrepentirme de lo que he hecho. Creo haber tomado la mejor decisión.

En ese instante escucho como el portón empieza a abrirse y me pongo alerta por lo que esto significa. Lo tengo todo preparado, todo listo para enfrentarla; pero me duele lo que vendrá, pues quiero creer algo que no puedo aceptar del todo.

Me dirijo al interior de la casa, observando el jardín para darme paz ver tantas flores y hermosas rosas, al menos eso esperaba que me hiciera sentir para que mis miedos desvanecieran o los nervios disminuyeran.

En seguida la puerta principal se abrió de repente, colocándome en tensión al pensar que era mi madre; sin embargo, me veo respirando aliviada cuando es Freddy quien ha aparecido para dirigirse hacia mí.

Su rostro se muestra preocupado y confundido, siendo claro que no esperaba mi visita y estoy segura que, sabe lo que ha sucedido.

—Pero Giselle —exclama abrumado—. ¿Qué has hecho cariño?, no deberías estar a aquí, tú madre estaba a punto de ir a la universidad...

—Lo sé —responde con voz suave—. Pero necesito hablar con ella antes.

—¿Qué fue lo que sucedió allá? —pregunta con desesperación—. Tu madre está demasiado enojada, ella no ha querido decirme lo que sucedió y espero que no sea nada tan grave para que te arriesgues hacer todo esto.

—No te preocupes —digo sin sonar nada segura—. Tengo todo controlado, por el momento solo deseo que me ayudes en algo...

Sus cejas rubias se juntan al fruncirlas.

—¿Qué deseas? —pregunta sin dudar.

Siento un alivio inmenso que deseé ayudarme, recordando que fue una de las primeras personas en saber lo que mi madre me hizo, lo que tuve que vivir cuando estuve por muchos meses encerrada en esta casa por ordenes de ella, presenció mis momentos de depresión y a pesar de estar siempre trabajando, hizo mucho en pocos actos de cariños.

De lo cual siempre estaría agradecida y no dudaba que me ayudaría en lo que le pediría.

*

Al introducirme en la casa, noto un ambiente tétrico y me sentía como si esta no fuera el lugar donde por mucho tiempo viví bastantes experiencias, iniciando que fue justamente donde crecí y desarrolle mi vida.

Pero esta ha dejado de ser un hogar para mi después de todo lo que tuve que pasar, siendo consciente que después de lo que tenga que hacer con mi madre, es probable que no vuelva a entrar aquí.

Perfecto TouchdownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora