3x06 Sobre la Cara

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"¿Qué es lo que te da escalofríos?"

"No lo sé. Gente usando máscaras. No me gusta la gente con disfraces (...) Estoy bastante bien siendo quien soy"

"Sí... ¿Por qué ninguno de esos puntos de vista me sorprende?"

"¿Sabes qué? Por otro lado, proporciona una buena razón para acomodarse con una buena película de terror y un pequeño "dulce de Halloween?"

"Ugh... Un "dulce de Halloween"... Ahora soy yo la que tiene escalofríos"

(Emily y Morgan)

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— ¿Te quedan caramelos?

Emily se volvió hacia Morgan, y alzó la bolsa de golosinas que habían estado repartiendo entre los niños. El caso había terminado, y aunque Hotch y Rossi habían regresado a la Comisaría de Carrollton para terminar el papeleo, el resto había decidido disfrutar de la noche de Halloween antes de regresar al jet. Todos lo habían disfrutado, especialmente Reid, pero incluso Morgan, tan reticente el día anterior a la celebración de Halloween había terminado claudicando.

— No, los he repartido todos...— Emily dirigió sus ojos hacia la bolsa que cargaba Morgan. No era del todo cierto, pero no estaba dispuesta a admitir su debilidad por el dulce — ¿Y tú?

— Vacío – Dijo, estrujándola entre sus manos. Buscó la papelera más cercana y arrojó la bolsa dentro, gesto que repitió Emily un segundo después. Luego Morgan señaló hacia Reid y J.J., todavía rodeados por un grupo de niños anhelantes de dulces — Creo que se reservaron la mayor parte.

Emily se echó a reír.

— No es verdad, te has comido unos cuantos— Lo acusó – Te he visto, Morgan, ¿No te da vergüenza quedarte con los caramelos en lugar de dárselos a los niños?

Él se encogió de hombros, y alzó las manos con pose afectada.

— Oye, casi me disparan hoy... Me merezco algún tipo de consuelo de Halloween.

Emily sintió un escalofrío al recordar aquello. No había estado presente, pero el propio Morgan se lo había contado tras la detención del sudes. Aún estaba conmocionado cuando Emily se había reunido con el resto después de revisar la planta octava y se había encontrado con que Rossi había matado al sudes en el vestíbulo, justo a tiempo de evitar que disparara a Morgan que salía del ascensor.

— Tienes razón...— Cedió ella, y rebuscó en el bolsillo trasero de su pantalón el mini alijo que ella misma se había reservado. Extendió la mano hacia él ofreciéndole una pequeña piruleta de tonos rosas y marrones – Te he guardado ésta...No es exactamente el "dulce de Halloween" que esperabas, pero te aseguro que, ésta... precisamente, ésta...— Agitó el caramelo frente a él enfatizando sus palabras— Es la mejor piruleta que jamás probarás en tu vida. Lleva fresa, chocolate y un toque de canela... Sólo había dos, una para ti y otra para mí— Como si de un truco de magia se tratara la segunda piruleta apareció en su otra mano.

Morgan abrió la boca y por un instante no supo qué decir. Emily estaba allí, de pie frente a él, sonriente, ofreciéndole aquella golosina que posiblemente Reid había escogido por error. El sabor a canela no era precisamente lo que un niño pequeño habría elegido.

— ¿Te das cuenta de que todos son ingredientes afrodisiacos?

Emily asintió, confirmando así su suposición de que esa era la razón por la que las había conservado.

— ¿Y te has reservado una para ti y otra para mí? – Continuó Morgan más sorprendido aún. Se echó a reír cuando el rostro de ella se desencajó al percatarse de cómo podría interpretarse su gesto desde fuera.

— No son tan afrodisiacas como para que yo acabe acurrucada junto a ti en un sillón— Replicó ella con una mirada de advertencia, pero ni aun así pudo evitar que él siguiera riendo como una hiena— Morgan, como te sigas burlando me comeré las dos...

Antes de que pudiera terminar la frase, Morgan ya le había arrebatado la que sostenía en su mano derecha.

— Ni hablar. Es mía. No puedes ofrecerme "la mejor piruleta que jamás comeré en mi vida" y luego privarme de ella...— Argumentó Morgan y entonces se inclinó un poco sobre la morena— Además, no necesito ningún afrodisiaco para lograr que te acurruques junto a mí.

Emily apartó su rostro sólo lo suficiente para dirigirle una mirada de incredulidad. ¿Qué diablos estaba haciendo Morgan? ¿En serio estaba coqueteando con ella?

— Definitivamente se te ha subido el azúcar a la cabeza— Bromeó y dio un paso atrás, manteniendo una distancia "de seguridad" entre ambos. Con un gesto señaló hacia la piruleta— Entonces, ¿la vas a probar o no?

Aquello arrancó una nueva carcajada de Morgan.

— De acuerdo, de acuerdo...— Desenvolvió la piruleta y se la metió en la boca, saboreándola con fruición ante la atenta mirada de Emily. La fresa no era su ingrediente favorito, pero la canela sin duda le daba el toque exquisito al que se había referido.

— ¿Entonces?

Sólo en ese momento se dio cuenta de que ella estaba esperando por su dictamen.

— Tienes razón. Es la mejor con diferencia— Confirmó él mientras chupeteaba la golosina. Señaló hacia la piruleta que Emily aún sostenía— ¿Y tú? ¿No piensas comértela? ¿O tienes miedo de sus efectos?— Añadió con expresión traviesa.

Ella entornó los ojos y, después de retirar el envoltorio, se introdujo la piruleta en la boca, lentamente. Con la cabeza ligeramente hacia atrás y entrecerrando los ojos, disfrutó de aquel pequeño placer con verdadero deleite al tiempo que dejaba escapar un pequeño "Mmm...".

Cuando los abrió de nuevo, se encontró a un boquiabierto Derek Morgan ante sí. Emily lo interrogó con la mirada sin comprender por qué de pronto su compañero parecía haberse quedado petrificado.

La única respuesta que obtuvo en un primer momento, fue un carraspeo nervioso.

— ¿Te has atragantado?— Se interesó ella, más confusa que preocupada.

Morgan contuvo un jadeo antes de contestar.

—No, pero lo haré si sigues haciendo eso... Es lo más sensual que he visto en años— Dijo, obviando que la palabra correcta era "erótico" más que sensual— Ni siquiera estoy seguro de que no estemos infringiendo algún tipo de norma en este momento.

Emily se sonrojó súbitamente. No había sido su intención ni mucho menos poner ciertas imágenes en la cabeza de Morgan, pero eso era exactamente lo que había sucedido. Tal vez, después de todo, aquel dulce sí tenía efecto afrodisíaco.

— Oh, señor...— Emily gimió y, de inmediato, apartó aquel pecaminoso placer de su boca— No pretendía...

Morgan dejó escapar una pequeña risita al notar su consternación. Inclinó la cabeza a un lado, sólo para comprobar que sus ojos no lo estaban engañando. ¿Realmente estaba tan avergonzada? No podía creerlo. Resultaba adorable.

— Te has ruborizado...— Proclamó él sin ocultar su complacencia – Así que después de todo, no eres del todo inmune a mis encantos... Quizás algún día te conviertas en mi "dulce de Halloween"— Se jactó Morgan.

Aquella afirmación hirió su orgullo. Sentía mucho cariño por su compañero y creía conocer muy bien su esencia, pero cuando adoptaba aquella pose presuntuosa, resultaba realmente insoportable.

— ¿Sabes qué? – En un movimiento rápido, Emily le arrebató la piruleta que poco antes le había regalado – Definitivamente somos demasiado mayores para comer golosinas – Con paso determinado, arrojó ambas piruletas al cubo de la basura, y luego se plantó ante Derek con altivez— Y borra esa sonrisita de tu cara, Morgan— Le reprendió— Nos volvemos al jet— Añadió encaminándose hacia el vehículo que los llevaría hasta el aeródromo.

Sólo consiguió que él riera con más fuerza mientras la seguía.

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MOMENTOS FURTIVOS (TEMPORADA 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora