Verdades a medias

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¿Qué tanto pesan las mentiras?

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Por supuesto que Max desconfiaba de la mujer  frente a él ¿Quién en su sano juicio interviene en un laboratorio forrado de seguridad para simplemente decir que coincide en buscar a Sergio?

Además ¿Por qué una mujer como ella buscaría a Sergio?

Max llevó su mano a su cadera desenfundando un arma de corto alcance por si las cosas se ponían intensas, no obstante, no la mostró en ningún momento.

—¿Por qué supones que podemos ayudarnos en esto? —cuestionó hostil —¿Y por qué carajos estás buscando a Sergio?

—Antes que nada, puedes dejar tu arma dónde está —comentó neutra —no represento una amenaza, al menos no para ti.

Max sacó su arma rápidamente colocando el gatillo sobre la frente de la mujer, casi como si estuviese en piloto automático, logró dejar las emociones de lado.—Tienes cinco minutos para explicarte antes de que te vacíe el cargador.

—O quizás no —comentó la mujer entre risas.

Max se sintió extraño, perdía el control de sus extremidades, especialmente su mano derecha con la que empuñaba el arma.

Lentamente esta comenzó a redirigirse y terminar en su propia sien. Tragó saliva un tanto nervioso.

—Esto es...

—No eres el único con Magia, Max—le susurró con una sonrisa ladina.

—Pero cómo es que tú...

—Shh —Siseó la mujer. Max se mantuvo en su posición pues no podía moverse, solo seguía a la mujer con la mirada viendo cómo esta tomaba una silla y la colocaba frente a él.

—He seguido tus pasos, pequeño Verstappen —se sentó —y me agradas más que tu padre he de decir, Jos suele ser un hijo de perra, es como si ser un imbecil fuese su motivación por las mañanas —rió —la cuestión aquí es que, como ya te dije, ambos buscamos a Sergio y podemos ayudarnos —sacó una caja de cigarrillos, tomó uno y lo encendió con un chasquido —ahora te daré la oportunidad de que reformules tú pregunta y me hagas la correcta —el cigarro seguía entre sus labios.

Max guardó silencio tratando de procesar lo que estaba pasando, no podía ve el rostro completo de la mujer pues estaba cubierta por una capucha que generaba una sombra bastante profunda, casi como si no hubiese nada ahi.

—Y la pregunta del millón es... —habló la mujer expectante, Max podía sentir la diversión en sus palabras mientras le daba otra calada al cigarrillo entre sus dedos

—¿C-cómo...

—Ajá...

—¿Cómo nos podemos ayudar?

—Ding, ding, ding —la mujer se levantó de su asiento —tenemos a un ganador — la mujer extendió sus brazos.

Max no terminaba de comprender la actitud de la persona frente a él. En momentos se comportaba como una asesina asuelda, mientras que otras veces era casi como una niña.

—Me dijo un pajarito que ustedes son... cercanos —el cigarro se consumía con una extraña velocidad —o al menos lo eran.

Max comenzó a irritarse—¿Qué quieres de Checo? —refunfuñó

—Un reencuentro, pero ya dije demasiado —la mujer se acercó con determinación a Max —Este no es lugar adecuado para hablar, pequeño Verstappen —susurró

BLACK MAGIC | CHESTAPPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora