Capítulo 31

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Jimin se quedó paralizado al escuchar aquello.

¿Había oído bien?

-Jimin, ¿te importa si me esperas en el cuarto? -pronunció Jungkook.

El rubio asintió y se fue donde le indicó. Al cerrar la puerta, se sentó en la cama, confundido. Necesitaba que Jungkook volviera ya, quería hacerle tantas preguntas.

Su cabeza empezó a dolerle de tanto darle vueltas a lo sucedido. Se mordía las uñas de los dedos mientras el tiempo pasaba y Jungkook no regresaba.

Jimin se levantó de la cama, comenzando a impacientarse, cuando la puerta se abrió y su novio entró.

-Jungkook...

Jungkook pasó de largo y se sentó en la cama con un suspiro, apretando las sábanas. Levantó la cabeza, pero no se dignaba a mirar al rubio.

Jimin tragó saliva y se sentó a su lado, buscando su mirada. Posó su pequeña mano en el muslo del otro y lo apretó ligeramente para que lo mirara.

-Jungkook, necesito saber qué ha pasado.

El azabache lo miró con los ojos rojos; había estado llorando.

-Voy a ayudar a mi tía para que se quede con la custodia de Yiren. Ella se fue a los quince minutos de que tú vinieras a mi cuarto... Los otros minutos los pasé mirando a mi hermana -suspiró-. No sé cómo le sentará todo esto.

Jimin lo miró con lástima, sus propios ojos comenzando a llenarse de lágrimas. Él tampoco podía imaginar cómo reaccionaría la pequeña.

-P-pero, tú te irás con ella, ¿no? -preguntó esperanzado-. Eres mayor de edad, puedes irte con tu hermana y tía.

-No, Jimin, yo me quedo -esas palabras le habían costado pronunciarlas y asumirlas.

Jimin apartó la mano, mirándolo con el ceño fruncido.

-¿Cómo que te quedas? -negó, molesto-. No puedes alejarte de Yiren, ella te necesita.

Jungkook se levantó bruscamente, pasándose las manos por el rostro. Pasó un minuto mientras Jimin esperaba alguna explicación. El azabache se dio la vuelta y lo miró, derrotado.

-¿Y crees que yo quiero alejarme de ella? Pero tengo que quedarme.

-¿Por qué? ¿Qué te retiene aquí?

-Mi madre, Jimin -dijo con pesar-. Ya sé que no es la mejor madre, pero no puedo dejarla.

Jimin rió irónicamente, también levantándose de la cama para acercarse a él.

-Ella no ha dado una mierda por ti, y lo siento que te lo diga de esta manera -bufó, intentando calmarse-. Pero tu hermana te necesita más.

-Estará con su tía. La cuidará, le dará todo lo que yo no puedo darle. En cambio, mi madre... Ella no puede estar sola, Jimin. Tienes razón, no ha dado una mierda por su familia -dijo con las lágrimas cayéndole por el rostro-. ¡Pero es mi madre! Si me voy, será capaz de hacer una locura. Y no quiero perderla.

Jimin observó cómo Jungkook bajaba la cabeza, llorando.

-Esta situación me supera, s-solo intento hacer lo correcto -habló en un hilo de voz-. ¿Puedes entenderme?

Jimin sin esperar más, lo abrazó y sintió cómo Jungkook se derrumbaba en lágrimas sobre su hombro.

-Te apoyaré en lo que decidas -terminó de decir el rubio-. Pero me gustaría entender mejor todo esto.

Jungkook asintió antes de guiarlo a la cama. Tomó las manos de Jimin, dándole suaves caricias.

-¿Por dónde empiezo? -murmuró pensativo-. Mi tía nació en este barrio. Un día, en una situación de hambruna, salió del barrio y robó la billetera de un hombre. Era su primer robo, y no dio ni dos pasos antes de caer al suelo por debilidad. En lugar de enfadarse, el hombre la ayudó. Resulta que era un CEO y, al mirarla a los ojos, se enamoró de ella. La sacó de aquí y le ofreció una mejor vida -sonrió de manera ladina.

El hijo de un asesino ● KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora