Capítulo 16

2K 182 3
                                    

Unos pasos firmes resonaban por ese callejón oscuro, donde solo se podía escuchar los gritos de un hombre siendo torturado. El hombre se acercó sin inmutarse sobre la escena que estaba contemplando, nada nuevo para él.

—¡¿Dime donde esta?! —preguntó desesperado mientras le daba otro puñetazo.

El sujeto estaba siendo agarrado por dos hombres, su rostro apenas era reconocible, tenía todo el rostro manchado de sangre, aparte de tener dos dedos emputados. 

—N-no lo s-se... por favor... p-pare —suplicó casi sin aliento.

—Maldito miserable, no voy a parar hast-

—Jefe —interrumpió el hombre de antes.

—¿Qué mierda quieres? ¿No ves que estoy en algo importante? —se limpió las manos con su propia camiseta, al tenerlas tan machadas de sangre.

—Tenemos información sobre él.

Fue como pronunciar unas palabras mágicas para que el hombre parara. Pues, puso toda su atención en el sujeto que tenía al frente, que a su vez era su hombre de mano derecha. 

—¿Qué han averiguado?

—Se le ha visto con otro adolescente, calculamos que tiene su misma edad. 

—Vaya... —murmuró interesado.

—No lo deja solo ni un segundo, lo acompaña hasta la salida de este lugar, pero sabes que todo lo que este fuera de estas zonas-

—Si, si, lo se —dijo malhumorado —no podemos atacar fuera de este barrio.

—El chico parece ser su amigo. 

—¿Otro dato mas?

—Solo viene los martes.

El líder asintió ante su comentario, se dio media vuelta para volver a golpear a la victima sin ningún tipo de piedad. Hizo un gesto a sus hombres para que lo soltaran, este enseguida callo como peso muerto al suelo.

—Lo estaré vigilando con mis propios ojos, a la mínima que ese niñato deje solo al otro... atacaremos.

—Si, señor.

[🔪]

Jimin se encontraba platicando con sus amigos en la hora del recreo, era verdad eso de que era muy popular. Bueno, el más popular, pues su mesa siempre estaba llena de estudiantes, sin embargo a las únicas personas en las cuales podría confiar serían: Hoseok, Jaebum y Eunwoo. Sin embargo, esté último se había distanciado un poco del rubio. Después de lo sucedido en clase, el pelinegro se había alejado, pues no era tonto y sabia que algo le ocultaba.

Jimin se sentía algo culpable, pero no podía decirle nada a su amigo, si tal vez no tuviera esos pensamientos tan inmaduros podría contarle las cosas, porque lo entendería y podría llegar a ayudarle, pero no era así. Hay cosas que se tienen que ocultar, aunque fuera a tu mejor amigo a quien se lo haces.

—Jimin —llamó Hoseok —¿Vas a querer este trozo de sándwich? 

—No, gracias.

—Jaebum, tu quie-

De repente, un táper de color naranja, junto a unas galletas de chocolate fueron tiradas en la mesa en la que se hallaban. Cayendo, exactamente, en frente de Jimin. Todos de inmediato se quedaron en silencio al ver quien había sido.

Jungkook.

—Gracias por hacerme tu fea comida —comenzó con voz irónica y sonrisa irritante —y por cierto no vuelvas a dejarme galletas en mi mochila.

El hijo de un asesino ● KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora