Capítulo 15

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1 mes después

Si había pasado un mes. Un tiempo donde ir todos los martes a casa de Jungkook, se había vuelto una rutina. Algunas veces comía comida hecha por él, otras eran precocinadas, no tenía ningún tipo de problema estaba bueno de todas formas, pero siempre que Jungkook le servía comida precocinada Jimin podía notar su aura avergonzada, y no entendía el por qué.

Al igual, que no entendía porque después de todo ese tiempo, el azabache no había cambiado su actitud con él. Las caminatas entre ellos dos seguían siendo silenciosas, en el instituto solo le hablaba los lunes para recordarle que mañana tendría que ir a su casa. 

Jimin pensaba y pensaba, que otra forma podría demostrarle que podía confiar en él. Hasta que se le ocurrió una idea, lo hizo con su mejor intención, pero puede que cierto azabache no lo viera así.

Era martes nuevamente, Jimin y Jungkook iban caminando hacia la casa del último mencionado, el rubio jugaba con sus manos mientras pensaba en algún tema de conversación, pero para su gran sorpresa esta vez fue el azabache quien rompió el silencio.

—¿Cómo has estado, respecto al hombre ese?

—Oh... bueno... ya puedo dormir mejor —bajo la mirada —hay veces en las que aparece en mis sueños, pero cada vez es menos. 

—Me alegro.

El silencio volvió a gobernar, pero al rubio no le importó. Jungkook había dado el paso de hablar, encima de preguntar algo sobre su bienestar. ¿Eso significaba que habían avanzado un poquito? 

Puede ser.

Una vez llegaron, Yiren estaba sentada en el sofá, pero nada mas escuchar la puerta salió corriendo hacia Jimin. El rubio ya se había acostumbrado a este tipo de bienvenida, y no podrían ser mas reconfortantes. Ser recibido por un abrazo cálido y sincero, era una de las mejores sensaciones del mundo.

—Bien, me iré hacer la comida —dijo el azabache.

—Espera Jungkook, tengo que decirte una cosa —interrumpió su hermana.

—Te espero en el cuarto —comentó Jimin abandonando la entrada.

Jungkook se acercó a su hermana para arrodillarse, poniéndose a su altura. 

—¿Qué ocurre? —preguntó con leve preocupación.

—Es mamá —eso fue suficiente para que Jungkook se pusiera tenso —ella, llamó antes... dijo que saldría antes del trabajo.

—¿A qué hora?

—No lo sé, solo me dijo eso. 

El azabache suspiró, ahora solo podía pensar en Jimin. No quería que conociera a su madre, por nada del mundo. Su madre seguramente al ver su aspecto, sus prendas de marcas, soltaría algún comentario. Además, podría llegar borracha y eso sería la gran humillación para el azabache. Por ello eligió los martes para que Jimin fuera a su casa, era el único día donde su madre trabajaba de tarde, y por la noche se iba a la casa del tipo ese, volviendo por la mañana para llevar a Yiren al colegio, y después hacerse cargo de la pequeña hasta la noche donde volvía al trabajo.

—¿Sabes lo que significa? —preguntó bajo Jungkook.

—Si... Jimin tendrá que irse antes —desvió la mirada con tristeza —pero lo entiendo, yo tampoco quiero que la conozca.

Hasta su propia hija de ocho años se avergonzaba de ella. 

—Venga no desaproveches el tiempo.

Yiren asintió todavía triste, para después irse. Jungkook no se quedo tranquilo en ningún momento, tenía pensado en cocinar él mismo algo, pero para no perder más tiempo hizo comida precocinada. A la hora de la comida, Jimin miraba a ambos hermanos con el ceño fruncido, pues estaban comiendo algo rápido, dudaba que masticaran.

El hijo de un asesino ● KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora