Capítulo 1

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Jimin llegaba tarde a primera hora de clases, no era muy común en él, pero ese día su alarma no había sonado como de costumbre. Por ello se encontraba ahora mismo corriendo por los pasillos, y lo peor de todo era que su aula estaba en el segundo piso. Subir esas escaleras a primera hora de la mañana con todo el sueño acumulado, no era precisamente reconfortante.

Sin quererlo, chocó contra otro alumno, pero al levantar la vista dejó asomar una sonrisa.

—Ey, Jimin —saludó con una cálida sonrisa.

—Hola, Hoseok. No puedo hablar, llego tarde —comentó apenas sin aliento.

—Aquí podemos ver a dos tipos de personas, tú corriendo porque llegas tarde, y luego estoy yo —se señaló a sí mismo con una risa— que voy a mi ritmo.

—Deberías también correr, podrían ponerte falta —dijo Jimin mientras se alejaba— Nos vemos después.

Hoseok era su segundo mejor amigo. Siempre fue bueno con él, dispuesto a ayudar en todo, aparte de ser un chismoso. Se complementaban muy bien, sobre todo en lo último.

Entró a clases maldiciendo por lo bajo, aunque no sin antes pedir permiso y hacer una pequeña reverencia. El rubio vio como su asiento estaba ocupado por una chica la cual tenía sus brazos apoyados en el pupitre con la cabeza descansando sobre ellos, se mordió levemente los labios no queriendo discutir un lunes por la mañana. Entonces divisó dos asientos libres, sin problema alguno se dirigió al más cercano, ya que tenía miopía.

Todos comenzaron a mirarlo expectantes, y los murmullos no tardaron en llegar.

—No puedo creer que se vaya a sentar con él —susurró un estudiante en voz baja.

Jimin claramente sabia donde se sentaba, pero no le importaba. Finalmente, se acomodó en su asiento, saco sus materiales escolares y notó las miradas que se dirigieron hacia él. Se mordió los labios, reflejando ahora su nerviosismo.

—¿Por qué te has sentado aquí? —murmuró ronco su compañero de al lado.

—Desde lejos no veo bien, t-tengo miopía —dijo algo nervioso por la mirada que estaba recibiendo del contrario.

—Ese es tu jodido problema, lárgate.

—No —respondió sin titubear, mientras desviaba momentáneamente la mirada hacia el piercing que se hallaba en los labios del chico— Mi nombre es Park Jimin —añadió, esbozando una sonrisa y extendiendo su mano.

El joven de cabello oscuro sonrió, pero negó con la cabeza, suspirando mientras se levantaba bruscamente del asiento. Recogió sus cosas y se fue al otro asiento vacío. Jimin arqueó una ceja, obligándose a prestar atención en clase. No era la primera vez que el chico de cabello oscuro actuaba así con el resto de la clase, pero sí la primera vez que ambos cruzaban palabras.

En su último año de instituto, Jungkook se unió al grupo de estudiantes después de un mes de comenzar las clases. Todos en clase encontraron extraño que un nuevo alumno se uniera en el último año, pero tan pronto como vieron la apariencia del joven de cabello oscuro, la mayoría se formó rápidamente una teoría. Cuando se enteraron que era Jeon Jungkook, el hijo del infame Jeon Siwoon, culpable de un horrendo asesinato, nadie se atrevió a acercarse a él. De donde venía era un misterio, pero suponían que de un instituto de mala muerte.

Debido a todo ello, no tenía ni un solo amigo. Aunque algunos intentaron acercarse, él los recibió con frialdad y distancia. Después de escuchar todo tipo de comentarios negativos dirigidos hacia su persona, su interés por hacer amigos había desaparecido por completo. Y una vez, que intento poner de su parte, descubrió que todo había sido parte de una apuesta absurda.

Cuando Jimin se enteró, se sintió impotente pero no podía hacer nada. 

Después de unas horas, se encontraba en el comedor del instituto, tomó su asiento habitual y a la distancia observó cómo su mejor amigo corría hacia su dirección.

—¿Se puede saber por qué cojones has hablado con el asesino? —preguntó el pelinegro agitado.

—No le digas así Eunwoo, y no es un asesino.

—Lo es —se sentó al lado del rubio algo sudado por el maratón que se hizo —Pero responde mi pregunta.

—Porque era el asiento más cercano a la pizarra.

—Jimin te digo esto por que te quiero y no quiero perderte, pero no vuelvas acercarte al asesino.

—Eunwoo, ya basta —lo miró molesto —estoy harto que todos le digan así solo porque su padre cometió tal acto.

—Todos saben que él terminará igual, ¿acaso no sabes donde vive? —el rubio negó con la cabeza como respuesta— Dicen que vive en un barrio de mala muerte, donde hay trapicheo, ya sabes, gente vendiendo drogas y armas. Incluso, a veces hay peleas de bandas que terminan en muertes.

Los ojos de Jimin se abrieron sorprendidos. No sabía aquello. Pero antes de sentir miedo sintió lástima. Ni se imaginaba como sería su día a día en un barrio como ese.

—Hablando del rey de Roma... —soltó el pelinegro en un tono de burla.

Los murmullos no tardaron en hacerse presente, toda la atención se puso en aquel chico que entraba por la puerta de la cafetería, incluso la de Jimin. Su pelo color azabache caía por su rostro dándole un aspecto salvaje, sus finos labios los cuales tenían un piercing, pero no era el único que portaba, ya que tenia otro en la ceja. Llevaba una camiseta negra que le quedaba ajustada, resaltando ligeramente su musculatura y las mangas enrolladas hasta los codos, revelando sus tatuajes. Sus pantalones ajustados, de color negro, al igual que sus botas.

Mierda.

Jimin le estaba mirando más de la cuenta, hasta que su amigo chasqueo los dedos enfrente suyo.

—Vuelve a la realidad, ¿acaso estabas imaginando al asesino follando contigo? —soltó una carcajada.

Pero Jimin solo volvió a poner su atención en aquel chico, que ahora se encontraba comiendo una manzana en una mesa sin ninguna compañía. Como todos los días.

—No me digas que te gusta Michael Myers.

Jimin rodó los ojos quitando su atención del azabache. No, no le gustaba, tal vez un poquito en secreto, pero jamás lo iba a decir, sin embargo ese aura tan misteriosa y solitaria le llamaba mucho la atención. Dudaba que fuera malo, solo que la vida no le trato de la mejor manera. Sentía curiosidad por conocerlo realmente.

¿Sería tan malo intentar averiguarlo?


El hijo de un asesino ● KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora