18. Lo que pasó

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Wen Rouhan ya lo había decidido, quizás torturándolo no era la mejor opción para sacarle todo ese poder, así que decidió ir a la secta Lan y destruirlo todo, sacando a rastras a Lan QiRen y a Lan XiChen.

Por supuesto que Lan WangJi sabía que estaba en problemas, no podían salir de allí ilesos.

—Golpéenlos... — ambos tenían el poder espiritual sellado cuando comenzaron con la tarea, Lan WangJi dejó escapar un jadeo y con ese jadeo, dejó escapar energía resentida pero no en la dosis que a Wen Rouhan le hubiera gustado.

Su intención no era matarlos por lo que pidió que se detuvieran.

Lan QiRen era el primero en aceptar que lo que pedían no se podía resolver de esa manera, el personalmente lo intentó todo, incluso suprimiendo de maneras inhumanas sus sentimientos, solo pudo arriesgarse a hacerse uno con la energía resentida a causa de Wei WuXian. Había roto el sello cuando el entró a su vida y seguido de todo logró controlarlo, pero ya era parte de él, no era como si se pudiera drenar como que fuera energía espiritual. El siempre habría querido que así fuera.

Wen Rouhan se acercó a Wen Zhuliu y este asintió, tomaron de los brazos a ambos hombres para que este hiciera lo suyo, pegándole en el pecho a ambos y sintiendo como el núcleo de oro se rompía provocando que ambos quedaran inconscientes.

—¡No! — gritó Lan WangJi con desesperanza, Wen Zhuliu lo pensó y simplemente se acercó a él, quizás iba hacer lo mismo, pero Wen Rouhan lo detuvo.

—Según lo que hemos visto si rompemos su núcleo dorado la energía resentida podría hacer que explote... su cuerpo no la resistiría. Si no podemos hoy lo intentaremos mañana...

—No puedo deshacerme de esto... mi tío lo intentó... — dijo de una vez por todas, pero Wen Rouhan no lo creía. Y ya que tanto su tío como su hermano eran humanos, consideró decir la verdad. Wen Rouhan pensó en otro amuleto de metal para poder drenarle toda esa energía resentida.

Lo intentaba y definitivamente no funcionaba, incluso cuando Lan WangJi le decía que incluso él no podía hacerlo por su propia cuenta. Wen Rouhan mandó de vuelta a traer a Lan QiRen, esa no podía ser buena señal.

—¡No! ¡pelearé para ti! — pero todos en aquella sala ya sabían la reputación de Lan WangJi y que jamás le daría la espalda a su familia. Solo eran palabras desesperadas. Wen Rouhan decidió hacerlo de manera antigua, simplemente tomando su espada, a cercándose a Lan QiRen y cortándole el cuello. Lan WangJi cerró los ojos con fuerza, no quería ver como Lan QiRen, su querido tío yacía en un charco de sangre en el suelo.

Pero Wen Rouhan lo obligó a ver. No fue la mejor vista del mundo.

Lan WangJi era golpeado todos los días varias veces al día. Pero quería saber cómo estaba su hermano, estaba seguro que no lo habían matado, pero no sabía en qué condiciones estaba. Realmente no sabía cómo había tomado y procesado que ahora era un humano como los otros.

Incluso si salían de esto ya no sería el líder de la secta, y realmente Lan WangJi sabía que no le importaban los buenos títulos, pero tampoco era como si todo con lo que estado trabajando durante toda su vida haya sido arrojado a la basura sin doler.

Quería estar con él en un momento como este, estaba cansado, el cuerpo le dolía, no había comido ni tomado nada desde que había sido secuestrado, no se podía ver cuánto tiempo había estado allí porque la mazmorra era totalmente cerrada.

Sus ojos pesaban, pero sabía que si los cerraba nada bueno podría salir de ello.

Pero siempre había personas buenas en medio de tanta maldad, de repente entró Wen Ning, lo reconocía de cuando estaban estudiando en Gusu. El apareció con comida, con agua y con esponjas para poder limpiar sus heridas.

SusurrosWhere stories live. Discover now