✨️Chimon.✨️Perth me acomoda mejor, y embiste de nuevo, estirándome.
Intento controlarme, mordiendo la almohada para no ser ruidoso, pero su pene caliente latiendo dentro de mí está volviéndome loco.
Su mano tira de mi cabello para que lo mire y me sonríe, impulsándose más.
Lo escucho gemir grueso al llegar, y se quita para limpiarse, soltándome.
Me acuesto agitado en la cama, porque he llegado también, otra vez.
Él agarra la caja de cigarros que ha traido.
—Tengo entrenamiento mañana temprano, voy a irme ya —me avisa prendiendo uno.
Muerdo mi labio inferior, porque se levanta.
No puedo creer que yo tengo tanta suerte.
—Pagué la noche, puedes quedarte hasta las 11 de mañana y usar el servicio a la habitación si quieres comer, pediré que carguen todo lo que consumas a mi tarjeta, soy amigo del dueño.
—¿No puedes quedarte?
—Chimon —menciona haciendo una mueca rara.
—¿Sí?
—Tú sabes que estoy casado, ¿no?
Me quedo procesándolo, porque no.
—¿Te casaste?
Su expresión cambia, al ver que la mía es negativa.
—Él está loco, no es un matrimonio feliz.
Asiento, porque entiendo.
Creo.
—Pero...
—Me gustas —dice desestabilizándome— y mucho.
Sonrío, bajando la mirada, porque es halagador.
—Cómprate una pastilla de emergencia al salir, y ve al doctor luego, seguramente va a recomendarte un método anticonceptivo bueno.
Mis ojos brillan, porque creo que no quiere que esto se quede en algo casual.
—No voy a cuidarme yo, no soy fan del látex.
Asiento de nuevo, porque no sé qué decirle realmente.
Me acosté con él en la fiesta, y ha vuelto a llamar, yo debo gustarle en serio.
—No me llames, yo voy a llamarte —me dice vistiéndose— no quiero que mi esposo arruine mi carrera, no he podido separarme de él todavía por eso.
Debe ser horrible, pobre Perth.