Final.

290 47 128
                                    


✨️Chimon.✨️

Mi corazón está latiendo rápido, porque Perth constantemente me ha pedido que me comporte.

Y no pude hacerlo hoy.

Agarro mi mochila para salir del entrenamiento, y afuera, cerca del estacionamiento, escucho sus pasos detrás de mí.

Tira de mi brazo con fuerza, asustándome.

—¿Qué mierda fue eso?

—E-Es que Nanon estaba ahí y…

—Decidiste hacer el ridículo —menciona interrumpiéndome— y me hiciste quedar en ridículo a mí.

—No era mi intención —susurro bajando la mirada.

—Varios de mis compañeros escucharon toda esa mierda.

—Pero ellos saben…

—Ellos saben que me acosté contigo un par de veces y está bien, pero no quiero que crean que te frecuento, no eres la clase de Omega con la que quiero que me relacionen.

—¿Qué?

Siento mi corazón quebrándose.

—Te cogí contra un árbol la primera noche que hablamos, Chimon, ¿cómo es que se cruzó por tu cabeza que yo dejaría a mi esposo por alguien como tú?

—Tú me dijiste —intento decir quebrándome, pero no me deja.

—Yo puedo decirte miles de cosas y eso no significa que sean verdad.

Mi pecho me presiona cada vez más fuerte, y no puedo respirar bien.

—Hay personas allá adentro que tienen una amistad con mi Omega, y ahora tengo que solucionar eso, porque no voy a perder mi matrimonio por alguien tan insignificante como tú.

Mis manos están temblando, y no sé qué decirle.

—Nunca vas a valer para algo más que coger, y ya estabas cansándome, porque te he usado mucho.

Da un paso atrás, y ya no estoy intentando responder.

—No me llames, no me escribas, y no vengas a verme.

Solo se va, no le importa como si estoy llorando.

Me apoyo en la pared, tratando de reponerme, porque no sé que hacer ahora.

—Voy a llevarte a casa —escucho detrás de mí y volteo con mis mejillas enrojeciendo.

Es Jimmy y no sé cuánto ha escuchado.

—¿Por qué sigues molestándome? —le pregunto todavía llorando y él suspira mostrándome sus llaves.

—No tienes que hablar conmigo, solo quiero asegurarme de que llegues allá, ¿sí?

—Que te importe una mierda si me muero.

—Normalmente respeto las decisiones de las personas, y no soy insistente —me explica— pero esta vez no voy a irme.

—¿Por qué no me dejas en paz?

—Voy a llevarte, mi auto es el negro estacionado allá.

Segundo tiempo || PerthchimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora