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Sonrió levemente, disfrutando del sabor del té verde que estaba bebiendo, la gente pasaba por la ventana que daba hacia la calle y él se entretenía viendo la manera en la que caminaba cada uno. Siendo modelo, había conocido a montones de personas, cada una con algo especial, había aprendido que todos tenían esencias unicas, algunos caminaban moviendo las caderas en círculos, otros dejando caer un lado más que el otro, en fin, incluso la manera de caminar era algo específico de cada quién, y eso le parecía fascinante.

Dio un último sorbo a su bebida y entonces pensó en él, ¿Alguna vez se había fijado en la manera en la que caminaba? Se sorprendió al concluír que no, sabía que cada que se movía su cabello ondulado parecía rebotar suavemente, cómo una nube negra; también sabía que sus ojos eran muy expresivos, se le formaban pequeñas arruguitas a los lados cuando se reía y eso los hacía lucir más largos, otra peculiaridad que no se le olvidaba era su sonrisa, no era curva cómo la de la mayoría de la gente, era muy angular, casi rectangular.

Resopló sin borrar su sonrisa, quizá había observado demasiado a Kim TaeHyung. Quizá más de lo que era sano y seguro.

¿Le gustaba?

Sí, eso ya lo había contestado en su mente muchas veces antes, pero de todos modos la pregunta se seguía repitiendo constantemente.

¿De qué manera le gustaba? ¿Solo sexualmente o...?

No, imposible, no podía seguir enamorándose de gente problemática.

¿En verdad era tan problemático?

Sí, sí lo era, corría ilegalmente, se metía en peleas y trataba con gente involucrada con un tal mafioso narcotraficante, claro que era un problema, sumándole que era un indecoroso que se la pasaba insinuando cosas raras.

Definitivamente el tipo de persona a la que menos le debería poner atención una figura pública cómo él, pero una cosa era saberlo y otra cosa aceptarlo y respetarlo, y se temía que sus emociones estaban siendo difíciles de suprimir.

Bufó resignado antes de ponerse de pie para salir de ahí, no quería quedarse en tanto silencio y seguir sobrepensando, la decisión era clara, nada de fijarse en Kim TaeHyung. Salió de la cafetería e inhaló hondo antes de subirse la mascarilla, había quedado de pasar a dejarle comida a Jin al taller después de ir a tomar un té.

No estaba muy lejos del taller, así que iría caminando. Dio vuelta en la esquina para ir por una avenida elevada, pero entonces una voz desagradablemente conocida lo hizo detenerse de golpe.

—Sabía que vendrías aquí.

Al girarse se encontró cara a cara con MinGyu, el chico llevaba ropa color negro y el cabello algo alborotado, supuso que la gorra y el cubrebocas lo llevaba por la misma razón que él, pero incluso con todo eso cubriendo su rostro, le era imposible no reconocerlo.

—¿Qué haces aquí?— apretó la bolsa de comida y entrecerró los ojos con molestia.

—¿Ni un hola?— al ver que el menor no sonreía se limitó a suspirar— fuí a comprar algunas cosas y te ví pasar en tu auto, decidí seguirte.

—¿No crees que debería darte pena confesar que me estabas siguiendo?— se cruzó de brazos y miró hacia los lados, la gente iba en otra dirección, agradeció eso, no quería que lo fueran a reconocer.

—¿Por qué me daría pena? Sabes que yo hago lo que sea necesario para conseguir lo que quiero, ¿No sientes gusto por verme? Pensé que mínimo me regalarías una sonrisa de esas bonitas que tienes— sonrió ladinamente, sabía que lo estaba provocando.

—¡Eres un...!— desvió la mirada hacia el suelo, tenía que calmarse, estaba en la calle, no era lugar para un alboroto— no tienes vergüenza, cínico— escupió con rabia— deja de buscarme, esfúmate— comenzó a caminar hacia donde iba.

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