Capítulo 10

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Louis traía los ojos vendados con una bufanda que sabía, pertenecía a Harry, por el delicioso aroma que desprendía; era el aroma natural de Harry, con un pequeño toque de loción que aseguraba había agregado a propósito. El rizado había colocado la misma de una manera en la que el mayor pudiera ver aunque sea un poco lo que pasaba.

Llevaban un rato en el coche, pasando por un camino empedrado, pues al estar acostado en el asiento, sentía que saldría volando en cualquier momento, hasta que se detuvieron poco a poco y escuchó un par de voces desconocidas.

–¿Alguien sabe la hora?

–Son exactamente las–esa era la voz de el compañero de Harry-2:57

–¿Por qué no estamos ahí?–Preguntó Harry.

–Porque revisaremos la mercancía.

–¿Qué van a revisar?–preguntó Harry con nerviosismo.

–Cálmate, los señores saben lo que están haciendo, ¿verdad, señores?–comentó Zayn para tranquilizar al rizado.

–Si, tranquilo. Solo queremos ver que tan golpeado está–comenzó a levantar la playera de el castaño.

–No me toques–Louis comenzaba a sentirse nervioso.

–Yo lo curé, recuerda que tengo conocimientos...

–Si, si, eres un cerebrito, lo sabemos–lo interrumpieron soltando la playera de el ojiazul.

–¿Seguro que lo podemos regresar en este estado?

–Si–Contestó de inmediato el rizado–estará muy adolorido pero sobrevivirá–mintió con seguridad.

–De acuerdo, vámonos.

Se escuchó el motor del coche encendiéndose y comenzó a ponerse en movimiento saltando por el camino debido al camino tan inestable, se detuvo de golpe y se abrieron las puertas.

–¿Louis?–era la deliciosa voz de Harry–Espero que no te arrepientas de sentir algo por mi.

–Y yo espero que me vuelvas a buscar–dibujó una sonrisa en su rostro.

–Tenlo por seguro–hubo un silencio muy corto–Yo te bajaré; no voy a dejar que nadie te toque. Te veo después.

–NOS vemos después.

–No volveremos a tener esta conversación, Tomlinson.

Se escuchó que la puerta se abría y después se cerraba, un par de segundos después la puerta que se encontraba detrás del mayor se abrió y sintió las manos de Harry tomarlo por los brazos y jalarlo, después metió sus brazos entre los huecos que hacían sus brazos con el tronco de su cuerpo, dejando su barbilla recargada en el hombro del mayor, después sus manos se deslizaron hasta sus piernas.

–La caricia de las piernas no era necesaria–susurró de manera casi inaudible.

Escuchó la risa discreta de Harry y después retiró las manos de sus piernas–tenía que hacerlo.

El rizado lo bajó abrazándolo por la cintura y después lo cargó colocando su brazo detrás de sus rodillas y la otra en su espalda.

–¡Louis! ¿Estás bien?

–¿Papá?–Louis volteó su cabeza fingiendo confusión, al saber perfectamente dónde estaba su padre.

–El dinero, viejo–gritó una de las voces desconocidas

–Aquí lo tengo–contestó su padre, seguido de unos pasos acercándose–¿Dónde lo dejo?

–Póngalo ahí–hubo un silencio que se rompió con el sonido de la tierra golpeada por algo–¡Hey, negro! Revisa que sea dinero.

Estocolmo | Larry Stylinson (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora