Así fue como esa mañana Legolas, el príncipe elfo de la Tierra de los Bosques, y Éomer, el rey de Rohan, cruzaron el umbral del palacio con una mezcla de nerviosismo y determinación. Había llegado el momento de enfrentarse a Thranduil, y de revelar un secreto que habían guardado durante mucho tiempo.
En la cámara del trono, el rey esperaba con una expresión de calma distante, una fachada que ocultaba la inquietud que sentía. Su mirada se posó en ambos mientras entraban, su mente ya anticipando la naturaleza de la conversación que estaban a punto de tener.
—Padre —comenzó Legolas con voz firme—, hemos venido a hablarte de algo de gran importancia.
Thranduil alzó una ceja, su expresión se volvió aún más seria. —¿De qué se trata, Legolas? Este no es un momento para trivialidades.
Éomer dio un paso al frente, su porte regio y su presencia poderosa contrastaban con la fragilidad de su mensaje. —Mi rey Thranduil, su hijo y yo nos amamos. Queremos estar juntos, a pesar de las dificultades que puedan surgir.
Un silencio tenso llenó la sala. Thranduil observó a los dos jóvenes con ojos fríos, su mente trabajando rápidamente para procesar la noticia. La revelación era inesperada y perturbadora. —¿Es esto cierto, Legolas? —preguntó con un tono que mezclaba incredulidad y desazón.
El mencionado asintió con determinación. —Lo es. Hemos pensado en ello durante mucho tiempo y estamos decididos a no permitir que nada nos separe.
Thranduil se levantó lentamente del trono, su figura alta y majestuosa proyectando una sombra ominosa.
—¿Sabes lo que esto significa, Legolas? Éomer es un mortal, y su vida es fugaz comparada con la nuestra. ¿Has considerado el dolor que sentirás al perderlo cuando su vida llegue a su fin?
El rostro del elfo se endureció ante el cuestionamiento. —Lo he considerado, padre. Pero el amor que siento es más grande que el miedo a la pérdida. No puedo imaginar mi vida sin él.
El rey giró hacia el rohirrim, su mirada severa. —Y tú, Éomer, ¿has pensado en las consecuencias de tu unión con un elfo? Ser el rey de Rohan y formar un vínculo con un elfo podría causar descontento y división entre tus propios súbditos.
—Estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío que surja. Mi amor por Legolas es la mayor verdad en mi vida, y estoy dispuesto a luchar por ello.
El rey elfo se quedó en silencio por un momento, ponderando la magnitud de la situación. Finalmente, comenzó un debate apasionado.
Thranduil argumentó con elocuencia sobre la inmortalidad de los elfos frente a la mortalidad de los hombres, y la dolorosa realidad de una separación inevitable. —La longevidad de los elfos nos otorga una perspectiva diferente de la vida y el amor. No es que no respete tus sentimientos, Éomer, sino que me preocupa profundamente el sufrimiento que mi hijo podría enfrentar en el futuro.
Legolas, sin embargo, defendió su decisión con igual fervor. —El amor verdadero es una fuerza que supera la brecha entre nuestras razas. La vida es breve y preciosa, y cada momento que pasamos juntos es un tesoro que no estoy dispuesto a perder.
El rohirrim se unió al debate, enfatizando su compromiso con Rohan y con el príncipe. —Si el amor entre Legolas y yo puede unir a nuestros pueblos en lugar de separarlos, ¿no es eso algo digno de celebración? Puedo afrontar cualquier adversidad con él a mi lado.
El debate se prolongó, con argumentos y contraargumentos que reflejaban las profundidades de las emociones involucradas. Finalmente, Thranduil se sentó de nuevo en su trono, exhausto y visiblemente afectado por la conversación.
—Legolas, has demostrado una gran determinación y valentía al enfrentar este desafío. Aunque sigo preocupado por las implicaciones de esta unión, debo reconocer que el amor no se puede medir ni restringir fácilmente.
El rey elfo miró a Éomer con una mezcla de respeto y reserva. —Mi preocupación por ti, es que el tiempo no sea favorable. Sin embargo, si tu amor por mi pequeño es verdadero y firme, estoy dispuesto a conceder mi bendición, siempre y cuando seas consciente de las dificultades que enfrentarán.
Ambos intercambiaron una mirada de alivio y agradecimiento. Sabían que aún quedaban obstáculos por superar, pero el primer paso hacia su futuro juntos había sido dado. Dispuesto a redoblar la apuesta, el rey de Rohan decidió que era el momento propicio para expresar algo más.
Se arrodilló con una humildad que sorprendió incluso al rey de los bosques.—Majestad —comenzó—. He conocido y admirado la valentía de su hijo desde el momento en que lo vi por primera vez. Deseo pedirle su mano en matrimonio, si él está dispuesto a aceptar mi humilde oferta.
Hubo un momento de silencio en aquel lugar, donde padre e hijo parecían contener el aliento. El rey miró a su hijo, cuyos ojos azules brillaban con una mezcla de sorpresa y emoción. El menor de los elfos se encontraba aturdido pero visiblemente conmovido por aquella declaración.
Finalmente, Thranduil habló con voz serena pero firme: —Tu solicitud es inusual pero no menos valiente y sincera. Legolas es mi hijo amado y su felicidad es mi mayor preocupación, también es un elfo libre y su corazón ha de ser su propio guía. ¿Qué tienes que decir, hijo mío?
El aludido, aún en estado de shock, miró a su amado con una mezcla de emociones. —Rey Éomer —dijo con voz clara y cálida, una sonrisa estirando sus labios—. Acepto tu petición, sabes que mi corazón te pertenece.
El rohirrim, aliviado y lleno de alegría, se arrodilló ante el elfo con reverencia y respeto.—Con la bendición de tu padre y la alegría en nuestros corazones, que este día marque el comienzo de nuestra vida juntos —entonces le ofreció una joya tallada en ámbar, un símbolo de su amor y respeto por la tierra de los elfos.
Así fue como en los salones de Thranduil, entre la belleza etérea de los Bosques Verdes, se selló una alianza que trascendía las diferencias de raza y reino, uniendo a dos almas nobles en un amor que perduraría a través de los tiempos.
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Bajo Estrellas Contrapuestas (Legolas x Éomer/Aragorn)
FanficEn las profundidades del bosque, donde las sombras se entrelazan con los susurros del viento, un ser de luz encontró su corazón dividido entre dos destinos opuestos: uno de nobleza antigua y otro de pasión ardiente, cada uno prometiendo un amor que...