Capítulo №3

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Llegué a fantasear con quemar mis ojos con ácido, no importaba si perdía la vista, por lo menos iba a ser libre de este estigma. Me sentía a salvo estando con Taien, pero sólo por él lo estaba, era temporal, tendría que ser mi niñero por el resto de mi vida, ¿qué alternativa tendría? Si volvía a casa él tenía razón, me matarían para neutralizar una amenaza que no existe. ¿A qué le temían?

—¿Nunca antes habías convulsionado por la vacuna? —consultó Taien luego de un largo y silencioso camino a "casa".

Él parecía pensar mucho antes de hablar, y decía lo justo y necesario, no vomitaba palabras como yo.

—No. ¿Debo preocuparme? —inquirí con miedo.

Negó con la cabeza pero no se veía muy seguro.

—Seguro van a investigar cuál es la vacuna que te daban en tu parcela, evidentemente no coincide con la de aquí. Pero no se pueden demorar...

O terminaría muerta de Cáncer, es de lo que murió mi abuela, una enfermedad poco común que se da cuando no te vacunas mensualmente y la radiación hace estragos en tu cuerpo.

—No tengo ni idea cuál es —pensé en voz alta, con el ceño fruncido y la duda carcomiendo mi mente, eran cuestionamientos que jamás me había hecho —, me la daba una enfermera que tomaba el té con mi abuela Cleren, ella intercambiaba consultas de salud y medicación por leche y queso.

La vacuna mensual de yodo era lo que nos permitía vivir en este mundo contaminado de radiación, para cada raza hay una específica, había algunas zonas más comprometidas que otras, pero la parcela más limpia sería habitable hasta dentro de 20 mil años sin tener esa vacuna. En los últimos meses mi abuela no se la daba y es por eso que murió enferma.

—Quiero creer que me dieron la adecuada para los nativos —comento con mucha incertidumbre.

Llegué a cuestionar ¿Por qué mi abuela no se vacunaba? ¿Acaso buscaba morir? ¿Era algo que yo no sabía? ¿Y los salvajes como hacen con la radiación? ¿Cómo se vacunan? ¿Cómo previenen el cáncer?

—¿Soy la única raza nueva que hay o han descubierto más casos como el mío? —pregunto tratando de retomar la conversación.

—Sí, actualmente eres la única, a excepción de Anion y Salvajes.

—¿Y por qué esas razas pueden permanecer en paz y yo no? ¿Qué derecho tiene un Anion que yo no? —inquirí.

—Es que... —Parecía pensar—, los Anion fueron manipulados genéticamente, es decir, son la mezcla perfecta de Nativos y Reales, con las mejores cualidades de ambas razas. Y los salvajes son justamente eso, una especie salvaje.

—¿Por qué les dicen salvajes?

—Porque son caníbales, comen otros seres humanos, nativos, reales, Anion, cualquiera. No tienen orden ni gobierno, se rigen por las leyes de la naturaleza, no son civilizados, ni siquiera hablan nuestra lengua, muchos tienen enfermedades contagiosas, la mayoría muere por la radiación que hay fuera sin las vacunas pertinentes. Por eso hay muchos controles de reproducción, para evitar estos problemas.

«Yo era un problema», eso quedaba claro.

—¿Y sí yo decidiera casarme con un Anion podría?

—No podrías —respondió al instante—, los Anion tienen una pareja específica, con la cual pueden compartir genes, y deben tener dos hijos como ley, para que al ellos jubilarse, sus hijos ocupen su lugar en el servicio.

Eso lo sabía, pero no sabía que eran tan controlados.

—Son esclavos —me quejé.

—No, tienen una vida fantástica, controlan todo, son la ley, hacen lo que quieren —contradijo.

ANION #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora