Pasaron semanas y los días se volvían interminables a pesar de hacer lo que más me gustaba, que era leer e investigar. Intentaba mantenerme ocupada cocinando y limpiando, quería ser de utilidad para Taien y devolverle un poco de todo lo que hacía por mí pero comenzaba a aburrirme a tal punto de entrar en estado de frenesí. No tenía permitido salir de la casa ni hablar con nadie, aunque en más de una oportunidad algunos de sus vecinos se han presentado para ver el fenómeno que habita aquí.
El sol se estaba poniendo y me senté en el césped frente a la huerta, observaba a los insectos recolectar los últimos restos del día y oía a las aves cantar antes de ir a dormir, soplaba una brisa fresca pero el sol aún daba calor. Era un atardecer inolvidable con los enormes y milenarios árboles que adornaban el paisaje de la casa. No me moví, seguí observando y oyendo, quería sentirme en casa, conectarme con mi lado animal, deseaba fundirme con la naturaleza otra vez.
Hasta que a no mucha distancia había unas chispas y oí maderas crujir, era fuego, entrecerré mis ojos y oí voces y risas. Me puse de pie a prisa y di dos pasos largos para correr al interior de la casa y esconderme, pero nada más pasar la puerta de la cocina noté que nadie me seguía, y con la oscuridad cada vez más profunda, lograba ver personas paradas junto al fuego.
Más risas, y un sonido musical.
Las palabras de Taien advirtiendo que no salga y que no hable con nadie rebotaban en mi cabeza, pero no podía evitarlo, la curiosidad me hacía dar pasos sigilosos hacia ellos como si algo me jalara hasta ellos. Me oculté detrás de un árbol, y los observé. Eran 4, dos chicos Anion, y había otro más y una chica, pero estaban de espaldas.
—¿Qué fue ese ruido? —se quejó uno de ellos y me quedé quieta en mi lugar.
—Hay alguien ahí...
—¿Será un salvaje? —preguntó la chica con miedo, y antes de que llamen a la policía, decidí salir de mi escondite, de todos modos ya sabían de mí.
—Hola, perdón, no quería asustarlos —dije y sonreí.
Puse una mano frente a mis ojos tratando de ocultar el color fingiendo que el resplandor del fuego me molestaba. Cosa que no era cierta, en la noche era el mejor momento de visión que tenía.
—LOS OJOS, MUESTRA LOS OJOS —ordenó uno de ellos, y suspiré frustrada, iban a tratarme como la mierda una vez más.
Bajé la mano con los ojos cerrados, y cuando los abrí veía el terror en sus ojos, hasta se hicieron para atrás como si hubieran visto un demonio. Confirmado, eran 3 Anion varones y una chica nativa que estaba sujeta de la mano de uno de ellos.
—ES UNA SALVAJE —gritó uno de ellos.
—¿QUÉ MIERDA ES? TIENE LOS OJOS COLOR NARANJA...
—Mi nombre es Helen.
—¿Helen?—repitió la chica—, la terminación del nombre es de nativa, ¿por qué tiene los ojos naranja?
—Soy nativa, no sé por qué tengo los ojos así —confesé.
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ANION #1
Romance"No era difícil, solo necesitaba memorizar: 1-Los salvajes tenían ojos color púrpura. 2-Los nativos tenían ojos color amarillo. 3-Los Anion color verde. 4-La realeza color azul. Y por último... Mi duda era a qué grupo pertenecía yo con ojos colo...