Capítulo III.I

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Me devolvía a mi habitación con un sonrojo tenue en mis mejillas y miles de pensamientos sin respuesta.

¿Mi sangre es así de buena? ¿Por qué reaccionó así? ¿Yo, perfecta? Sé que soy preciosa, inteligente, buena persona, hasta cierto punto pero, ¿Perfecta? Y esa mirada... Demonios

El recordar como agarró mis muñecas, se acercó y succionó mi sangre con tanta devoción con la que un religioso le reza a su dios para luego mirarme tan maravillado, eso concentró aún más la sangre en mis mejillas.

De repente escucho unos gritos por parte de Ayato.

— ¡Oye, ¿Me estás escuchando?! — El grito de Ayato fue tan fuerte que resonó hasta dónde yo estaba, ubicada a casi tres puertas de distancia del origen del sonido.

— Ayato-kun, e-espere — El comentario de Yui fue con nervios y miedo, lo suficiente para envalentonarse para entrar a la habitación pero, antes de entrar noté la presencia de la persona que menos quería ver ahora: Reiji.

— ¿Entrarás? — Me preguntó antes de entrar. Le asentí segura, recibiendo una minúscula sonrisa de su parte, me abre la puerta para pasar, hago una leve reverencia en agradecimiento.

— ¡Yui, ¿Qué pasa?! — La agarré en busca de alguna herida, hallando dos pares de huecos en su cuello y moretones en proceso de recuperación. Mi mirada se gira a Ayato desconfiada y enojada.

— Ni me mires odiosa, el culpable es el maldito de Shuu. Tú... ¡Te reto a jugar dardos conmigo! — Él me rebate, no aceptando ser el culpable de la reciente mordida en Yui.

¿Pero quién me asegura que no hizo los moretones y que no la mordió, si ya lo hizo una vez?

— Me da pereza — El comentario de Shuu me saca una leve sonrisa, el estar tan tranquilo, o más bien aburrido, es lo que más saca de casillas, a " Su Majestad" .

Unos aplausos suenan por toda la sala de juegos. Era Laito, a quién miré rápidamente.

— ¡Perfecto, y el premio será Bitch-chan! ¿O la tigresa, también? — Me miró de arriba a abajo.

— ¿Disculpa? — Lo miré incrédula.

¿Soy un premio o qué?

— ¿Cuál es el alboroto? — Reiji-san hace acto de presencia, cruzamos miradas pero yo desvié la mía rápido para no sonrojarme.

— Ninguna de ellas me importa así que déjenme dormir — Shuu respondió.

— Eres tan predecible, sabía que dirías eso. Vacilas en cuánto te proponen competir. No cabe duda de que eres la personificación de la cobardía — Lo miré sorprendida, primero por tanto veneno suelto en menos de un minuto y segundo, por lo efectivo que fue su comentario porque no pasaron más de cinco segundos para que Shuu se levantara, efectivamente, molesto y con el ceño fruncido mirando a Reiji-san.

— Bien, competiré contigo, Ayato. Pero no la quiero a ella, sino a ella — Los largos y finos, a simple vista, dedos de Shuu me señalan, causando mi sorpresa.

¿¡Por qué esto a mí!?

Y sin notarlo la confundida guerrera, las celosas enredaderas que poseía el corazón del científico se aferraban a él mientras el dulce pero perezoso Ririe había movido una de sus piezas en el tablero de ajedrez con una impetuosa seguridad.

— ¡Esperen! Quiero proponer algo, déjenme jugar, si logro vencerlos, seré libre y mi hermana igual, si no... Estaré con Shuu-san por un día — Propuse expectante, recibí la sonrisa asombrada pero divertida de Laito, la mirada analítica de Reiji, la mirada de reojo de Ayato, una leve sonrisa ladina de Shuu-san, quién se paró para agarrar los dardos que estaban atrás mío, en la mesa de billar.

— Que gane el mejor, ¿No? — Susurró en mi oído, tensándome en el proceso

[...]

Había pasado el tiempo, Ayato, Shuu y yo estábamos en empate. ¿Cómo lo logré? Mera suerte, y al verlos, más que nada a Shuu-san, se nota que él sabía demasiado del tema.

Que suerte que aprendo rápido

— Que interesante, los tres están empatados, si Shuu acierta, la tigresa es de él, pero todo depende de Ayato-kun y ella. —

— Nerea... — Yui me observaba preocupada.

— ¿Qué te digo siempre, Yui? —

— Quién vive de sus temores no encuentra la libertad — Me respondió, un poco más tranquila, me volteé para guiñar el ojo a su dirección.

Todo irá bien... Lo hará

— Que linda, motivando a Bitch-chan — Me observa mientras sujeta a Yui de los hombros, impidiendo que se vaya.

— Siempre, es mi deber como hermana mayor — Lo miré seria, su sonrisa decayó por un instante pero surgió tan rápido como un rayo.

Él creyendo que no lo ví pero si lo hice

Shuu-san apuntó y disparó, quedando en primer lugar, Ayato volvió a disparar pero, perdió, solo quedé yo y mi oportunidad de ser libre. Miré el dardo que me quedaba, suspiré y centré mi mirada hacia mi objetivo: el puntaje más alto. Moví lentamente mi mano hacia atrás y con la velocidad adecuada le gané a Shuu-san y Ayato, una risa sale de mi sin evitarlo, aliviada y feliz de ganarle a dos vampiros en algo.

— ¿Qué te dije? Dime, tu hermana nunca te decepcionará, mi bella hermana — La agarré por la cintura y le dí dos vueltas consiguiendo su leve risa también contagiada por mi victoria.

— Estoy feliz por ti, Ner — Me miró alegre.

— Bueno mis queridos vampiros, cómo pueden observar, he ganado y, por ende, recibimos nuestra libertad así que con su debido permiso, nos retiramos— Le tendí mi brazo a Yui en broma, ella aceptó divertida y nos fuimos.

Nuestra guerrera salió victoriosa esta vez, ha llamado la atención del científico, Ririe y la despampanante luz. Esperen, acaso eso es... ¿una rosa blanca?

Guerrera | Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora