Capítulo II

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[Narrador Omnisciente]

Aquella luna brillante que me observaba con burla mientras era protegida por las nubes, jactándose de no estar padeciendo el dolor, el orgullo destruido, la contrariedad del asunto. ¿Qué demonios debería hacer?

El laboratorio estaba en penumbra, las luces apenas iluminaban los instrumentos que habían sido su refugio por tanto tiempo. El vampiro, aún frente al ventanal, sintió cómo su cuerpo se estremecía. Las lágrimas de sangre caían pesadamente, manchando sus manos temblorosas. Apresuradamente, se secó las lágrimas con furia. Su orgullo le ardía tanto como el fuego que una vez consumió aquella aldea junto a la humanidad que le quedaba.

"¿Cómo he llegado a esto?", pensaba, su corazón muerto latiendo con una agonía que creía haber enterrado hace siglos. Había sido fuerte, imperturbable, o al menos eso le gustaba pensar. Pero ahora, las lágrimas lo traicionaban, revelando que aún existía algo dentro de él que no podía controlar.

- Patético - se susurró a sí mismo, con una mezcla de desprecio y frustración. - Llorando como un débil humano, cuando deberías ser más que eso.

Sin embargo, la voz en su mente no era lo suficientemente fuerte para apagar la sensación de vacío. Se odiaba por mostrar cualquier signo de debilidad, por ser incapaz de mantener la fachada de perfección que tanto valoraba. Las enseñanzas de su madre resonaban en su cabeza, como latigazos invisibles.

"El orgullo. La disciplina. La perfección."

Eso era todo lo que había conocido, lo que le había dado una razón para seguir adelante, para destacar por encima de sus hermanos. Pero ahora, mientras sus lágrimas caían silenciosamente al suelo, todo eso se sentía tan vacío, tan inútil.

Las palabras de su pareja pasaban con desconfianza por su mente, sus sentimientos, aquellas nimiedades de las que se jactaba tener bajo control por mucho tiempo parecía haber salido de aquella caja de Pandora para revolver y tirar todo a su paso.

"No se trata de compasión. Se trata de liberarte de tu carga, Reiji. Todos tenemos problemas. A veces, hablar es la única manera de empezar a solucionarlos."

El silencio fue su única respuesta. Un silencio tan profundo que parecía consumirlo. Sintió la tentación de caer en ese abismo, de dejarse llevar por la desesperación. ¿Qué importaba si ya todo estaba roto dentro de él? ¿Por qué ella quería insistir tanto en su libertad? Él era un ser roto por la indiferencia de su madre, nunca fue alguien que resaltara, por más inteligente que fuese, por más experimentos o demás actos hiciese, él nunca resaltaría.

Y sin embargo, algo en su interior luchaba. Era una clase de furia obstinada, una chispa de rebeldía contra el destino que había sido impuesto sobre él. Algo quería cambiar, salir de aquella monotonía y poder ser alguien que todo el mundo viese con sorpresa.

Él quería enorgullecer a Nerea.

- Acaso... - gruñó, su cuerpo tenso mientras apretaba los puños. -¿Existe aquel paraíso que ella me dijo?

Algo en él deseaba cambiar para hacer feliz a la única persona que lo ha mirado durante toda su vida, sin ningún sentimiento negativo de por medio. Porque aún después de revelarle aquel secreto que sólo su hermano mayor, su madre y él conocían, ella jamás lo observó con repudio, asombro sí, pero no con asco o indiferencia. Era como si... quisiera ayudar.

Y su mente se quebraba intentando entender que aquel acto de buena fé no era con intenciones maliciosas escondidas.

Nerea quería verlo tranquilo y feliz.

Guerrera | Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora