Mi mirada estaba perdida, tratando de procesar la información que me acababa de ser brindada: no era cualquier diosa, era la descendiente de uno de los dioses preolímpicos, Nereo, jamás había oído de él, hasta dónde me llevaba mi conocimiento, solo conocía a los dioses griegos olímpicos como Zeus, Hera, Hades y uno que otro dios menor.
Sin embargo, aquel nombre me produjo una fuerte sensación de deja vú, además de un nudo en mi estómago, que me hacía sentir bastante mareada.
— ¿Cómo usted sabe esto? ¿Por qué debería confiar en usted? — Mi voz sale imperceptible para el oído humano pero no para el sobrenatural.
— Varios contactos míos y de mi hermano han escuchado de su profecía: "La mujer portadora de los océanos, capaz de traer la salvación o la destrucción al océano con el poder de Las Sombras de la Noche Eterna". El creer o no en mí, me tiene sin cuidado. Usted decidirá qué hacer con esta información — Él sólo alzó los hombros para irse pero yo lo detuve.
— ¿Por qué somos tan importantes para ustedes? — Pregunté escéptica.
— Por qué usted es la que le dará una nueva era a las nereidas y a los vampiros, ¿Qué mejor que llevar a cabo dicha profecía con la realeza regente del Makai? El linaje de vampiros más poderoso que ha gobernado el Mundo de los Demonios con mano de hierro desde el inicio de los tiempos junto a la familia oceánica más importante. Juntos, sombra y océano, trabajando juntos para la prosperidad de un nuevo mundo regido por dos especies capaces de crear una sola aún más poderosa que nosotros mismos por separado. En cuánto a su hermana, desconozco exactamente los motivos de mi hermano para tenerla aquí pero puede preguntarle usted misma, si lo encuentra claro — Se rió, burlándose de mí, yo en consecuencia achiqué mis ojos, observándolo molesta.
Antes de poder preguntarle algo más mi muñeca empezó a doler al igual que mi cabeza, al alzar mi manga noto un tatuaje de un ciervo vuelto gris. Y sin yo saber, mi mente piensa en una persona.
— Yui — Fue lo último que dije antes de caer desmayada, estampando mi cuerpo contra el suelo.
[...]
Por fin nos vemos de nuevo, Richter
Me desperté exaltada, ahora en mi cama, al escuchar aquella asquerosa voz que lograba reconocer a pesar de haberla escuchado una sola vez.
Cordelia
Al recordar aquel tatuaje en mi muñeca, lo miré, igual de gris. Salí corriendo de mi cuarto en busca de Yui. Al llegar, me encontré a Ayato en su cuarto, desesperado y enojado.
— ¿Dónde está Yui? — Le pregunté al ser el único aquí.
— No lo sé — Agarró el crucifijo de mi hermana mientra yo investigaba el cuarto. En su escritorio hallé un papel desgarrado con algo escrito.
"Incluso la rosa más olvidada puede volver a nacer"
Abrí mis ojos, le mostré el papel a Ayato y él, atónito, sólo pudo murmurar algo que había podido entender y que fue capaz de desencadenar en mí el tsunami más fuerte y grande de rabia que había podido existir en mi vida.
— Cordelia — Me alejé escéptica pero rabiosa, mi hermana había sido usada como un objeto para traer a la vida a esa mujer asquerosa que se notaba que sólo quería causar agonía y malos ratos.
Con mi hermana no, maldita perra
— ¡Hoy te mueres para siempre! ¡Le haces algo a Yui y no me haré cargo de lo que te haga, mal nacida! — Salí de la habitación gritando a los cuatro vientos, sabiendo que aquella mujer ya habría resucitado y que, tal vez, me estaría oyendo.
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Guerrera | Diabolik Lovers
Vampire"Nerea, solo Nerea" eso decía ella cada que preguntaban por su nombre completo. Nerea siempre fue alguien cordial, amable, hasta cierto punto, con un corazón dulce como la miel. E incluso siendo así, siempre fue vista con malos ojos en la iglesia d...